La reacción no gustó nada a sus compañeros y, según informa el periódico The Sun, los «pesos pesados» se dirigieron a él nada más entrar al vestuario y le dieron un toque de atención para que se calmase y dejase de «actuar como un idiota».
La reacción le puede costar cara al jugador, con sus compañeros y con su club actual, incluso de cara a posibles clubs que estén interesados en él. Nadie querría tener en su banquillo a un jugador con esos humos. En buen castigo sería no dejarle jugar la final de la Champions League en Roma ¿verdad?, pero claro, eso iría en contra de los intereses del Manchester United.
Vía: 20 minutos