El Centro de Comercio Internacional (CCI) ha criticado las políticas arancelarias implementadas durante la administración de Donald Trump, afirmando que los cálculos utilizados para justificar estos aranceles no siguen las normas económicas estándar. Según Jula Spies, jefa de comercio e inteligencia de mercado del CCI, los aranceles impuestos por Estados Unidos son significativamente más altos de lo que los países a los que se dirigen aplican a sus productos. Por ejemplo, las tarifas promedio de la Unión Europea a productos estadounidenses son cercanas al 3,5%, mientras que el Departamento de Comercio estadounidense las estimó en un sorprendente 39%. Para China, las tarifas son del 5,5% en comparación con el 67% citado en las cifras estadounidenses.
Spies también expresó su preocupación sobre cómo el gobierno estadounidense llegó a estos números. Destacó que los aranceles recíprocos aplicados a ciertos países no solo son desproporcionados, sino que también afectarán directamente a los consumidores estadounidenses, quienes probablemente verán un aumento en los precios de los productos debido a estos aranceles y las tarifas en represalia.
Los países más vulnerables, como Lesoto, Camboya, Laos, Madagascar, Myanmar y Vietnam, enfrentan tasas arancelarias que superan el 45% al exportar a Estados Unidos. Estos altos aranceles limitarán sus oportunidades de comercio y los obligarán a buscar nuevos mercados. Por ejemplo, Madagascar, famosa por producir la mitad de la vainilla del mundo, podría diversificar sus exportaciones hacia Canadá o Indonesia. En el caso de Suiza, el arancel del 32% afectaría a su industria relojera, que enfrenta pérdidas considerables en su principal mercado, el estadounidense.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) ha alertado que en un entorno global de bajo crecimiento y elevada deuda, el aumento de los aranceles podría perjudicar la inversión y los flujos comerciales, lo que genera una ola de incertidumbre ya existente. La secretaria general de la UNCTAD, Rebeca Grynspan, advirtió que el comercio no debería convertirse en una fuente de inestabilidad, sino que debe contribuir al desarrollo sostenible y al crecimiento global.
Finalmente, Grynspan hizo un llamado a fomentar el diálogo y la cooperación en lugar de la escalada de conflictos comerciales. Propuso que se aborden los desequilibrios sin castigar a aquellos países que tienen una mínima responsabilidad en los mismos, recordando que las medidas arancelarias impuestas podrían infligir un gran sufrimiento a millones de personas en las naciones más vulnerables.
Fuente: ONU últimas noticias