«Léxico Familiar» de Natalia Ginzburg»

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«¡Ay, no empecemos otra vez con el Bigotudo! -dijo mi padre-. ¡La de veces que he oído contar esa historia!»

Así concluye Natalia Ginburg esta novela en la que evoca su historia, libro que recibió el Premio Strega. Ginburg, nacida en Palermo, además de ser una de las voces italianas de mayor calidad literaria es considerada como una ilustre antifascista.

En «Léxico familiar» nos situamos en el ambiente politico y cultural de la Italia de 1930 a 1950, marco en el que se nos muestra la familia Levi en la ciudad de Turín. Como ella misma ha dicho todos los personajes que aparecen son reales, con nombre y apellido. A lo largo de sus páginas encontramos referencias a escritores como Benedetto Crocce o Pitigrilli, a Adriano Olivetti, industrial de máquinas de escribir o a Alfred Dreyfus, oficial francés de origen judío, acusado de espionaje (el famoso caso Dreyfus). Natalia G. construye su novela tomando como hilo conductor el lenguaje, esas expresiones banales y reiteradas, pero íntimas, que solo se entienden en la propia familia. La descripción de sus padres y hermanos -Alberto, Mario, Gino,etc- con sus claroscuros, la brusquedad y la ternura del señor Levi y la alegre ingenuidad de su madre constituyen el argumento real del libro, así como sus risas, sus riñas y la hondura de los lazos familiares.

Una familia antifascista al completo que resuelve su trayectoria vital, de modo diferente. Trágica en casi todos los casos, aunque siempre con un tinte de humor, sutil y evidente en todos sus personajes.

La autora combina los acontecientos importantes con sucesos nimios y caseros, de forma que la narración fluye de forma suave, aunque nos describa el dolor y la muerte. Asuntos triviales como una comida familiar están impregnados de alusiones políticas o sociales de gran calado. Gimburg filtra todo lo que sucede a través del lenguaje familiar. Los miembros de la familia Levi son las piezas de un paisaje costumbrista de la Italia de Mussolini. Su retrato está bien entrelazado con la cultura de su tiempo. El mensaje se nos transmite aparentemente, solo aparentemente, de forma ligera, con la frescura de lo cotidiano, pero en el fondo hay una clara crítica y una sólida fuerza ante los dramas humanos. Natalia G. dibuja un estilo de vivir, a través de la superación de las dificultades con naturalidad, nos relata un modo de enfrentarse el fascismo, sin dramatismos pero con rotundidad. En «Léxico familiar» hace brotar descripciones deliciosas, recuerdos íntimos, fragmentos de vida que son el diario de una familia de puertas para adentro.

«Una de aquellas frases o palabras nos haría reconocernos los unos a los otros en la oscuridad de una gruta o entre millones de personas, esas frases son nuestro latín, el vocabulario de nuestros días pasados, son como jeroglíficos de los egipcios o de los asirio-babilónicos: el testimonio de un núcleo vital que ya no existe, pero que sobrevive en sus textos, salvados de las furia de las aguas, de la corrosión del tiempo».

La autora nos hace sonreir ante expresiones como «no dar cordel» «las manzanas ¡son Carpandue!», «los trajes del sastre Belone»o los «vaniloquios». Expresiones que constituyen esa jerga propia"Léxico Familiar" de Natalia Ginzburg" 3 que nos identitica y que atraviesa todas las diferencias ideológicas o de carácter.

Ginburg nos revela que nuestro carnet de identidad -ese conjunto de retazos y sabores de la infancia- se clavan en la memoria y, aunque con el paso del tiempo, sean solo recuerdos, siguen sobrevolando en la propia vida. En esta novela nos muestra que en la familia es donde se aprende a vivir, a gozar y a sufrir.

Termino con otro fragmento:

«Somos cinco hermanos. Vivimos en distintas ciudades y algunos en el extranjero, pero no solemos escribirnos. Cuando nos vemos, podemos estar indiferentes o distraídos los unos de los otros, pero basta que uno de nosotros diga una palabra, una frase, una de aquellas antiguas frases que hemos oído y repetido infinidad de veces en nuestra infancia, nos basta con decir: «No hemos venido a Bérgamo a hacer campamento» o «¿A qué apesta el ácido sulfhidríco?», para volver a recuperar de pronto nuestra antigua relación y nuestra infancia y juventud, unidas indisolublemente a aquellas frases, a aquellas palabras»

Léxico familiar

Natalia Ginzburg

Editorial Lumen