Las series sobre la construcción del Empire State o de los niños trabajadores, se muestran hasta el 24 de abril en la Fundación Mapre, Madrid.
“Si yo pudiera contar la historia con palabras, no tendría que ir cargado con una cámara”. Esta conocida frase de Lewis Hine resume la personalidad de un hombre con la necesidad vital de enseñar, entendía esta acción en sus dos acepciones principales: la de mostrar y la de educar. Y para conseguir su objetivo no dudaba en meterse en minas de carbón insalubres o colgarse de un cable sobre el vacío en el armazón inacabado del Empire State Building. Hine hacía lo que hacía por la urgente necesidad de iluminar las esperanzas sociales de su mundo, pero también para mostrar la belleza intrínseca del trabajo duro y la importancia del ser humano dentro de la máquina. Sus fotografías de inmigrantes en la isla de Ellis, de niños obreros en fábricas, minas y plantaciones fueron utilizadas como una poderosa arma para mejorar las condiciones de vida de las clases desfavorecidas. Aunque también se usaron como arma arrojadiza por los que, en la era Macarthy, consideraban peligroso su enfoque social. Tras su fallecimiento, este impresionante legado documental quedó un poco en el limbo hasta que la Georges Eastman House se hizo con la mayor parte de su trabajo. Los originales que se exponen en la Fundación Mapfre forman parte de esta colección y se presentan debidamente compartimentados en sus series más icónicas: inmigrantes, trabajotes, casas de vecinos o América negra.