En cuanto tuve el libro entre mis manos quise olvidarme de la idea de que era ”hija de”, por aquello de evitar las fatales comparaciones, y creo que lo he conseguido… No obstante, tengo impresiones contrapuestas. Por un lado, ha sido una lectura amena y sencilla, sin grandes complicaciones cuyo argumento te atrapa con facilidad. Pero por otro lado, pienso que le falta algo. Tras leer el primer capítulo, en el que narra el cambio de vida que sufre una pareja tras la mudanza a una especie de paraíso de la jubilación (conocido como: Wrinkle Village o la ciudad de las arrugas), nos va desvelando, descaradamente, una relación repleta de estereotipos: pareja formada por un hombre maduro e inteligente (a la par que triunfador en el mundo editorial) y la protagonista, una mujer mucho más joven, bellísima (como no podía ser de otra manera), cuyo potencial talento ha sacrificado para dedicarse de lleno a la atención de su marido (su salvador) y al cuidado de los hijos. Esto me sacó de quicio e hizo que casi abandonara la lectura. Pero esa manía de acabar todo lo que empiezo, me forzó a continuar con la lectura. Aliviada, descubrí que en los próximos capítulos se materializa un cambio de tercio. Y la trama nos pasea por la vida supuestamente salvaje de una mujer que la autora intenta mostrar a través de episodios turbulentos. He echado de menos que se hubiera detenido más en algunos fragmentos de su vida pasada, de esas vidas privadas que menciona el título, me ha dado la sensación de que desfila por ellos de una forma excesivamente resumida, de manera que resta credibilidad a ese pasado que se nos insinúa descontrolado y a su vez, nos distancia un tanto de la protagonista, lo cual es una pena.
No puedo dejar de mencionar el final. No lo desvelaré, por supuesto, pero sí reconozco que me reí. Sospecho que la autora ha apurado las últimas líneas para encajar el rompecabezas cerrando la historia de una forma un tanto forzada. No voy a descubrir nada más. Aunque no lo parezca, estoy intentando recomendar esta novela que, por encima de todo, merece mi respeto. Es por eso que la comento quizás, para que no se esfume de mi memoria a toda velocidad. Su gran virtud es que resulta entretenida, además de ser una lectura liviana y descafeinada, ideal para esos días en los que el calor aprieta y buscamos la sombra desesperadamente.