El glamur de la exquisita decoración medieval contiene una serie de misterios que solamente algunos visionarios pueden llegar a desentramar.
Tal es el caso de Jaime Hayon, con su exquisito diseño plasmado en el candelabro Josephine Queen. El mismo presenta un formato de exquisita elegancia y toques de distinción y elegancia.
El mismo se basa en el color negro, íntegramente negro y logra una detallada fusión de lo antiguo y lo moderno, dando como resultado una exquisita amalgama de clase y estilo.
Un diseño que va más allá de los parámetros esperados, una combinación exacta de claridad de mente y transgresión a los modelos propuestos. Un objeto donde lo esperado y lo posible se toman la mano, para llegar a decorar una sala de dimensiones bondadosas, con detalles de arquitectura exquisita y con el merecido acompañamiento de un mobiliario muy particular.
El artista ha sabido pegar un pincelazo de estética y buen temple, que se adapta perfectamente a lugares modernos como conservadores y tradicionales, siempre que posean un gusto decorativo especialmente destacado.
El color negro, muy lejos de otorgarle cierto destellos de opacidad permiten a la lámpara adquirir cierto glamur y presencia, que más allá del soporte del entorno, permiten al objeto brillar por sí misma.
Como todo objeto de clase y nivel superior, la lista de precios acompaña al diseño.
Realmente un detalle destacado y reservado para clases sumamente de nivel superior. Esferas de la alta sociedad ostentan este tipo de detalles decorativos, que llegan a sus hogares de la mano de grandes genios, como el presentado hoy.