Muchas veces no entiendo a los comités y árbitros, porque tendrían que estar unidos por una causa común, y parece que cuando más lo tengan que demostrar, salga alguien para «joderlo», porque otra palabra no se puede explicar la situación que se ha vivido cuando se anunció que el delantero del Sevilla, Negredo podría jugar la final al quitarle la «roja» que vio en el último partido de liga ante el Almería.
Negredo se equivocó, como lo hacen la mayoría de jugadores, al insultar al linier delante del árbitro, pero por desgracia esto es un ámbito muy común y no castigado, por eso parece que cuando lo hacen, cuando castigan al insultador, se caíga el mundo, y que todos los árbitros estén en contra de ese equipo, pero lo miren como lo miren hay que sancionar el insulto.
No entiendo que para una vez que un árbitro es valiente, y saca una tarjeta roja al jugador que se caga en la p- madre del linier, se tenga que levantar la sanción, ya que eso permite a los jugadores insultar más, entre otras cosas porque saben que después le van a quitar el castigo, es como cuando a un niño no le das un juguete y cuando llora, se lo acabas dando, la lección no la aprenden nunca.
