La importancia de tener la vestimenta adecuada para la vuelta al cole

Al volver a clases, para muchos padres es necesario salir a comprar la vestimenta escolar de los niños. Especialmente a la hora de elegir el calzado, será importante contemplar que tenga la calidad adecuada para un mejor rendimiento.

Además de la compra de los útiles, la mochila y demás elementos, la vestimenta es uno de los aspectos más importantes a la hora de volver a clases. Las jornadas son largas y activas, por lo que es necesario que la ropa sea de buena calidad, especialmente el calzado. Esto garantizará el uso cómodo, dándole la seguridad tanto a los padres como a los niños de que la tela no cederá con facilidad a los tantos factores a los que estará expuesta diariamente.

A la hora de la elección del calzado escolar, habrá que contemplar todas sus características. Especialmente para las actividades deportivas y los juegos, los zapatos tienen que tener la resistencia y la flexibilidad adecuadas para que los niños puedan moverse libremente. Además, es importante que el interior del calzado no acabe generando heridas, como suele suceder, en ocasiones, debido a una horma estrecha o a estar fabricado con un material demasiado rígido.

Comodidad para el regreso a clases

La durabilidad en el tiempo es una de las primeras cosas a tener en cuenta a la hora de elegir y comprar la vestimenta escolar. Normalmente, cuando los niños cumplen determinada edad, se espera que la ropa para ellos pueda durar por varios años. Es por ello que la calidad será tan importante.

En el caso de los zapatos escolares se trata de prestar atención a la suela, la tela del interior, las costuras, y si están reforzados o no. Por supuesto, y aunque esto aplica a cualquier tipo de calzado, hay que determinar cuál será su propósito. En otras palabras, si se trata de un calzado destinado específicamente al deporte o actividades gimnásticas, no tendrá las mismas características que uno cuyo objetivo es cumplir con el código del uniforme, como los mocasines.

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Tanto de unos como de otros, existen numerosas opciones en el mercado que se adaptan a la comodidad de cada niño.

Por otro lado, es a lo largo de la niñez cuando se desarrollan los huesos y la posición postural, por lo que la comodidad del calzado debe garantizar que el niño podrá mantener una pisada estable. Esto se logra cuando la estructura del zapato puede sostener el talón firme, y la suela tiene el soporte suficiente para hacer que durante cada etapa de la pisada se emplee el peso de manera homogénea en todo el pie.

Si la movilidad de los dedos o del pie en general fuera a estar restringida por un zapato demasiado ajustado o rígido, se incrementan las posibilidades de futuros problemas en las articulaciones, en la posición de las piernas, y eventualmente, en la columna vertebral.

Además, (y el porqué de que el interior del calzado deba ser también de buena calidad) la tela debe tener la permeabilidad suficiente para resistir la sudoración, en particular, si se trata de un calzado que será utilizado para juegos y actividades deportivas. De esta manera, se evitan posibles irritaciones, heridas, y demás molestias.

La permeabilidad también evitará que se concentre la humedad y termine enfriándose. Especialmente en invierno y con las bajas temperaturas, un problema común suele ser el enfriamiento de los pies. Algunas personas lo padecen más que otras, y en el caso de los niños, es algo a tener en cuenta para reducir las posibilidades de gripes o resfríos.

Consejos para tener en cuenta

A la hora de comprar el calzado, también habrá que considerar si el material del que está hecho o si su diseño permiten una fácil y rápida limpieza. Por el tipo de uso que le dan los niños a los zapatos escolares, lo más probable es que se ensucien con mayor regularidad. Por eso, las limpiezas periódicas se harán necesarias. Esta tarea puede ser considerablemente simplificada si el calzado tiene un diseño sencillo o una superficie lisa.

Tanto para disminuir la suciedad como el desgaste del calzado, también podría ser adecuado evitar que los niños lo lleven puesto más tiempo del necesario. Es decir, una vez que la jornada escolar haya finalizado, que los niños hagan uso de otro tipo de calzado. Esto es aconsejable sobre todo en el caso de que los padres decidan que la estricta finalidad de los zapatos a comprar son las actividades escolares.

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