La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado su Informe sobre las estadísticas sanitarias en el mundo 2025, que destaca las graves consecuencias derivadas de la pandemia de COVID-19, particularmente en la pérdida de vidas y el deterioro general de la salud y el bienestar. Según el informe, los avances en salud se han visto amenazados y una acción mundial urgente es fundamental para revertir la situación.
Entre 2019 y 2021, la esperanza de vida global experimentó una drástica disminución de 1,8 años, marcando la mayor caída en la historia reciente y revirtiendo una década de progresos en salud. El director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, subrayó la importancia de reconocer el impacto humano detrás de los datos, mencionando tragedias evitables que revelan deficiencias críticas en acceso y protección, especialmente para mujeres y niñas. «Todos los gobiernos tienen la responsabilidad de actuar con urgencia», afirmó.
A pesar de los desafíos, el informe señala que 1.400 millones de personas viven de manera más saludable, superando la meta de 1.000 millones fijada por la OMS. Este logro ha sido favorecido por la reducción en el consumo de tabaco y mejoras en calidad del aire, así como un mejor acceso a agua y saneamiento. No obstante, solo 431 millones más han podido acceder a servicios esenciales sin enfrentar dificultades económicas, y el avance en la reducción de mortalidad materna e infantil sigue siendo insuficiente.
El informe también destaca un incremento en las muertes por enfermedades no transmisibles, como la diabetes y el cáncer, impulsadas por el crecimiento y envejecimiento de la población. Aunque algunos países han visto avances en la disminución de estas enfermedades, la contaminación del aire continúa como una de las principales causas de mortalidad evitable.
Respecto a las enfermedades infecciosas, aunque las tasas de incidencia de VIH y tuberculosis están disminuyendo, la malaria ha resurgido desde 2015. La cobertura de vacunación infantil no ha llegado a recuperar los niveles previos a la pandemia, y muchos países enfrentan retos significativos relacionados con malnutrición y condiciones de vida inseguras.
La reciente interrupción de la ayuda internacional añade otra capa de preocupación, ya que amenaza con desestabilizar los progresos alcanzados en los países más necesitados. La OMS enfatiza la necesidad urgente de financiamiento sostenible y predecible para proteger los logros conseguidos y responder a las crecientes amenazas.
La doctora Samira Asma, subdirectora general de la OMS, afirmó que es vital mejorar la precisión y la oportunidad de los datos para garantizar que los programas continúen evolucionando y que las muertes prematuras se conviertan en un fenómeno poco frecuente. Con inversiones inteligentes y un enfoque rápido y a gran escala, es posible lograr beneficios claros en salud para todas las naciones.
Fuente: ONU noticias Salud