Hace poco más de un mes las elecciones de Estados Unidos dieron como resultado que el nuevo presidente del país fuese Joe Biden, quien fuera Vicepresidente desde 2009 a 2017 durante el gobierno de Barack Obama.
Pero una de las cosas que más se comenta acerca de Biden es que quizá ya es demasiado mayor para ejercer la presidencia a sus 78 años. También era algo que se decía acerca de Donald Trump, su predecesor, que actualmente cuenta con 74 años.
Y es que la edad es un tema muy recurrente a la hora de buscar empleo.
En la actualidad, la edad a la que las personas teóricamente dejan de trabajar en España, es decir la edad de jubilación, es de 65 años, aunque esta cifra aumentará de manera progresiva hasta llegar a los 67 años en 2027.
¿Pero qué pasa con la edad para buscar trabajo? Según un estudio de la web especialista en empleo Jobatus.es el 48% de las personas que pierden su trabajo después de los 45 años llevan al menos un año sin encontrar un empleo. Y esta cifra aumenta hasta casi un 83% para los mayores de 55 años.
¿Importa la edad o no?
Entonces ¿cómo es que se eligen presidentes incluso muchos años después de la edad de jubilación? La respuesta evidente que se nos viene a la cabeza es clara: por los conocimientos y la experiencia.
Hace algunos días, se volvió viral en la red social Twitter la foto de una joven estudiante de medicina que compartía como su abuelo de 86 años la había ayudado como traductor de un artículo del BOE sobre unos exámenes. Y este es solamente un ejemplo de lo útil que puede ser la experiencia de una vida larga.
Mucho se habla de que el amo o ama de casa merecería un sueldo elevado ya que realiza muchas tareas, pero no se habla tanto del sueldo de los abuelos. Y es que hay estudios que concluyen que deberían cobrar hasta 2900e por ser cuidadores, cocineros y profesores particulares.
¿Y por qué las empresas no tienen en cuenta esos mismos criterios y no valoran tanto esa experiencia a la hora de contratar? Incluso en algunas ofertas de empleo hasta aparece un límite edad para que estudie la candidatura.
Lo más curioso de todo es que el 79% de los altos cargos en las empresas tienen más de 45 años de edad, y que para 2024, uno de cada cuatro trabajadores tendrá más de 55 años. Eso es el doble de lo que era en 1994.
Analizando todos estos datos, llegamos a la conclusión de que al parecer, si el trabajador ya pertenece a la empresas tiene más probabilidades de ascender que alguien más joven. Pero si se trata de contratar toda esa experiencia no es tan valorada como se le puede exigir a los más jóvenes, que precisamente no se les contrata por falta de experiencia.
Lo que quedo claro es que, sea por la crisis del COVID-19 o por la anterior crisis económica, el paro alcanza en este momento al 16% de los españoles, y cada grupo de edad te contará unos motivos por los cuales no encuentra trabajo: los jóvenes porque tienen poca experiencia, son menos responsables y más inmaduros; los de mediana edad porque son padres de niños pequeños o tienen expectativas de serlo en un futuro cercano (en este caso afectando sobre todo a las mujeres) y los mayores porque están sobrecualificados, tienen un uso limitado de la tecnología o altas expectativas salariales.
Esperemos que pronto se empiece a reconocer a los jóvenes como trabajadores con mucha energía y potencial y a los mayores como trabajadores maduros y experimentados con fortalezas como la lealtad, la ética en el trabajo y por supuesto, la experiencia.