Las agencias de Estados Unidos, incluyendo la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) y la Administración de Control de Drogas (DEA), han implementado un extenso sistema de lectores automáticos de matrículas (ALPRs) en la región fronteriza con México. Este despliegue incluye el uso de cámaras camufladas que, en muchos casos, están diseñadas para no ser detectadas por el público. La situación parece que irá en aumento, ya que en julio de 2025, CBP solicitó la adquisición de 100 cámaras ocultas adicionales capaces de capturar matrículas.
Recientemente, la agencia Associated Press llevó a cabo una investigación exhaustiva sobre cómo se han implementado estos sistemas y cómo se han utilizado los datos recopilados para identificar a los conductores. La investigación destaca la apariencia de estas cámaras y ofrece orientación para identificarlas al conducir por las carreteras fronterizas.
En todos los puntos de entrada terrestre al país, se utilizan sistemas de ALPR que registran todos los vehículos que entran y salen. Mientras que la mayoría de los puntos de control interiores —situados a distancias que pueden variar desde unos pocos kilómetros hasta más de 60 de la frontera— también cuentan con sistemas de ALPR administrados por CBP, la DEA opera un sistema paralelo en muchos de estos puntos.
Los sistemas de ALPR en los puntos de control son, generalmente, de la CBP si uno se dirige hacia el interior del país, mientras que si se viaja hacia la frontera, es probable que se trate de un sistema de la DEA. Cada carril de vehículos en un punto de control cuenta con un sistema de ALPR, y se ha observado que incluso en ocasiones de cierre temporal, estos carriles continúan funcionando sin supervisión directa.
La recopilación de datos se realiza mediante dispositivos que han sido ampliamente modernizados desde su introducción inicial, y se han establecido políticas de retención de datos que varían entre 15 años y 90 días, dependiendo de la agencia responsable. Además, esta tecnología ha sido objeto de hackeos, con brechas de datos de conductores en el pasado.
El fenómeno de los ALPR ha crecido, y en 2024, la DEA anunció planes para integrar los sistemas de ALPR en sus programas nacionales de seguimiento, lo que resalta la expansión de esta vigilancia en las carreteras. Las infiltraciones de ALPR no se limitan a los puntos de control, sino que también se han encontrado en otras ubicaciones discretas en las cercanías de las carreteras.
Los dispositivos de vigilancia incluyen sistemas disfrazados, como cámaras ocultas en barriles de construcción y otros elementos que pasan desapercibidos para los vehículos en movimiento. Estos dispositivos son parte de un esfuerzo por mantener una vigilancia constante a lo largo de la frontera, utilizando tecnología que varía desde sistemas montados en remolques hasta cámaras móviles en vehículos policiales que permiten un seguimiento en tiempo real.
En medio de este aumento de la vigilancia, el uso de tecnologías de identificación, como las proporcionadas por empresas como Flock Safety, está en aumento, lo que plantea preguntas sobre la privacidad y la seguridad de los datos en el contexto de la seguridad fronteriza. A medida que la implementación de los ALPR continúa expandiéndose, los ciudadanos se enfrentan a una realidad donde sus movimientos son registrados y monitoreados en las carreteras de Estados Unidos.
Fuente: EFF.org





