El personal local de la ONU se enfrenta a riesgos significativos en diversas partes del mundo, especialmente en contextos marcados por la inestabilidad y el conflicto. En el último año, se registraron 101 arrestos o detenciones de funcionarios de la Organización a nivel global, lo que resalta la grave situación en la que operan muchos de ellos. Entre los países más peligrosos se encuentran Gaza, Sudán, Yemen, Haití y la República Democrática del Congo.
Con motivo del Día Internacional de Solidaridad con el Personal Detenido y Desaparecido, el Secretario General de la ONU, António Guterres, destacó que estos profesionales realizan su labor «corriendo un riesgo personal enorme», enfrentándose constantemente a amenazas de secuestro, violencia, acoso y detenciones. Guterres instó a los gobiernos a garantizar la seguridad de su personal y a buscar justicia por los crímenes cometidos contra ellos. La exigencia de un cumplimiento riguroso de las convenciones internacionales sobre la protección del personal de la ONU es un llamado que resonó en su mensaje, enfatizando la necesidad de proteger a aquellos que sirven a la humanidad.
En Yemen, la situación es particularmente crítica; allí, 23 funcionarios de la ONU se encuentran detenidos, algunos desde hace más de tres años, bajo el control de las autoridades hutíes. Esta realidad ha sido denunciada también por Philémon Yang, presidente de la Asamblea General de la ONU, quien subrayó que uno de los trabajadores del Programa Mundial de Alimentos falleció mientras estaba bajo custodia. Estos detenidos, que forman parte del personal nacional, han estado contribuyendo a brindar educación, asistencia médica y alimentos a las comunidades en necesidad, y su labor debe ser defendida con determinación.
Además, en el marco de este día conmemorativo, se recuerda el secuestro de Alec Collett, un ex periodista que trabajaba para la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, quien desapareció en 1985 y cuyo cuerpo fue encontrado años después en Líbano. Este aniversario subraya la urgencia de movilizar acciones que exijan justicia y protejan a los trabajadores humanitarios, así como a los miembros de las fuerzas de paz de la ONU y a los profesionales de los medios de comunicación que operan en entornos adversos.
Ante esto, el llamado global es claro: la comunidad internacional debe unirse para salvaguardar a quienes dedican sus vidas al servicio humanitario, y trabajar juntos para crear un mundo más seguro y justo para todos. La seguridad del personal de la ONU es una responsabilidad compartida que requiere acción concertada y firmeza en el respeto a los derechos humanos, particularmente en regiones afectadas por la violencia y la injusticia.
Fuente: ONU últimas noticias