Puede que nos guste el caviar iraní, y el vino Vega Sicilia. Pero una gominola de vez cuando también se agradece. Si buscáis golosinas de alto nivel para vuestros exquisitos paladares hoy os presentamos una firma norteamericana con mucha historia, creadora de verdaderas delicias dulces. Se trata de Jelly Belly, una de las compañías más veteranas en el arte de la golosina.
La historia de Jelly Belly se remonta a la segunda mitad del siglo XIX cuando Gustav Goelitz compra una tienda de confitería y de helados en Belleville (Illinois), mientras que su hermano Albert iba a vender sus golosinas en las comunidades vecinas sobre una carreta tirada por caballos.
Nada hacía presagiar el éxito de la compañía pero el tesón de la familia en la creación de las mejores golosinas del mercado hizo que Jelly Belly se fuese consolidando. La invención del Candy Corn permitió a la familia prosperar a pesar de la depresión de 1929 y ambas guerras mundiales.
Pero el momento más importante de Jelly Belly llegó con la famosa “judía de goma”. En 1976, a un distribuidor de caramelos de Los Ángeles se le ocurrió la idea de crear una judía de goma con sabores naturales. Se puso en contacto con los confiteros de Jelly Belly que tenía la reputación de producir los mejores caramelos.
La adopción de sabores puros y auténticos fue una evolución muy natural para la firma. Los confiteros crearon una receta para un nuevo género de judías de goma de sabores intensos con la ayuda de ingredientes naturales.
Hoy en día Jelly Belly sigue siendo la reina de las judías de goma, y su forma y sabor ha sido imitado por otras firmas del sector. Pero si lo que buscas es una golosina de lujo y original, no te equivoques: Jelly Belly. Las podrás encontrar, por ejemplo, en la sección Gourmet de El Corte Inglés.