Genesal Energy, en colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela, ha dado un paso significativo hacia la transición energética al desarrollar un prototipo de electrolizador diseñado específicamente para la producción de hidrógeno verde. Este proyecto, conocido como H2OG, busca introducir el hidrógeno en entornos industriales, marcando un hito en el sector de la energía distribuida.
El electrolizador ha sido fabricado íntegramente en las instalaciones de Genesal Energy, localizadas en el Polígono de Bergondo, y representa un avance notable en el conocimiento sobre sistemas de electrólisis. Financiado por las Ayudas a Planes de Innovación y Sostenibilidad del Ministerio de Industria y Turismo, este innovador sistema se encuentra actualmente en fase de pruebas a pequeña escala. Esta etapa es crucial, ya que permitirá validar y optimizar cada uno de los elementos del prototipo antes de realizar un despliegue en gran escala.
Guillermo Martínez, ingeniero de Genesal Energy, señala que «escogimos un electrolizador alcalino porque es una tecnología muy madura, eficiente y con un coste de materiales menores que otras soluciones, logrando altos estándares de calidad». Esta inversión en innovación busca no solo integrar el hidrógeno en sus grupos electrógenos, sino también en sus sistemas de gestión y almacenamiento, lo que optimiza procesos internos y refuerza su compromiso con la sostenibilidad y el uso de energías limpias.
La colaboración con el grupo PRODES de la Universidad de Santiago de Compostela es otro aspecto clave del proyecto. Este grupo es reconocido por su experiencia en el análisis del ciclo de vida y sostenibilidad, lo que aporta un enfoque científico y técnico que eleva la calidad del diseño del electrolizador y sus componentes.
Uno de los grandes beneficios del hidrógeno es que puede producirse mediante energías renovables a través de la electrólisis, un proceso que descompone el agua en oxígeno e hidrógeno utilizando electricidad. Esto permite la generación de hidrógeno sin emisiones de gases de efecto invernadero, siempre que la energía utilizada provenga de fuentes renovables como la solar, eólica o hidráulica. Gracias a su capacidad para almacenar energía durante largos períodos, el hidrógeno se convierte en una solución clave para la descarbonización de sectores difíciles de electrificar, como la industria pesada y el transporte de larga distancia.
