Frente a la Desertización: Una Lucha desde la Primera Línea

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En primera línea contra la desertización

En todo el mundo, diversas comunidades están adoptando enfoques innovadores para enfrentar la creciente amenaza de la desertificación, una problemática que afecta tanto a jóvenes como a mayores y que, además de evitar la degradación de la tierra, está generando nuevas oportunidades de subsistencia. Este tema está siendo abordado en la reunión mundial de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD), que se celebra en Riad, Arabia Saudí, hasta el 13 de diciembre.

En Madagascar, por ejemplo, la situación es crítica. El sur de la isla, ubicado frente a la costa oriental de África, se enfrenta a la pérdida de tierras productivas a un ritmo alarmante debido a la intrusión de arena impulsada por fuertes vientos estacionales. Las comunidades locales, que ya son algunas de las más vulnerables del país, ven cómo sus suelos se degradan y, con ello, sus posibilidades de cultivar y sostener sus medios de vida.

Sin embargo, con el apoyo de la ONU, estas comunidades han comenzado a cultivar plantas de sisal, una especie resistente que se adapta bien a condiciones áridas. Al cultivarse en rejillas, estas plantas no solo ayudan a estabilizar el suelo, sino que también reducen la erosión, lo que significa menos tormentas de arena y más oportunidades para revisar la producción agrícola. «Antes, donde estamos no había nada, solo arena. Así que no podíamos cultivar. Pero ahora hemos plantado sisal, lo que ha sido bueno para el pueblo», comenta Lydia Monique Anjarasoa, habitante de la región.

Por otro lado, en Arabia Saudí, Abdullah Ibrahim Alissa, quien ha vivido en una tierra afectada por la desertificación, ha liderado un proyecto para rehabilitar el Parque Nacional de Thadiq, un área de 660 kilómetros cuadrados. Gracias a este esfuerzo, se han plantado 250.000 árboles y un millón de arbustos, además de construir presas en terrazas para almacenar el escaso agua de lluvia en la zona. «Gracias a los proyectos de forestación, protección y cuidado, la zona ha cambiado por completo», asegura Alissa. Este proyecto es parte de una iniciativa más amplia del país para enfrentar la sequía y la degradación del suelo, que también amenaza a otras naciones de Asia Occidental y del Norte de África.

En Níger, el escenario no es diferente. La región del Sahel ha sufrido las consecuencias del cambio climático, la subida de precios y conflictos, lo que ha dejado a los agricultores en una situación precaria. No obstante, las comunidades nigerinas están movilizándose con el apoyo del programa integrado de resiliencia del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para mejorar sus condiciones de vida. Foureyratou Saidou, una madre soltera de cuatro hijos de Tilaberi, es una de las muchas beneficiadas por esta iniciativa que promueve la rehabilitación de tierras y la diversificación de los medios de subsistencia. «En este huerto, ahora cultivamos y cosechamos cebollas, tomates, lechugas y otras verduras que comemos y que podemos vender en el mercado local», explica Saidou, que ha logrado mejorar la alimentación y sostenibilidad de su familia gracias a este programa.

A medida que las comunidades de estas regiones se adaptan y encuentran soluciones creativas a la desertificación, sus historias destacan la importancia de la colaboración y el compromiso global para combatir uno de los desafíos más acuciantes del cambio climático.
Fuente: ONU últimas noticias