Después de haber analizado al detalle todo el exterior del nuevo Ford Kuga, le llega el turno al interior.
Nada más entrar, el aspecto del salpicadero es agradable a la vista. Muchos elementos son nuevos, aunque algunos los toma de otros modelos de Ford. El volante, por ejemplo, es semejante al del C-Max, monovolumen compacto derivado del Focus.
La instrumentación del panel nos recuerda bastante a la del Ford Mondeo en sus versiones más básicas y también al C-Max.
Los asientos delanteros son muy cómodos. La tapicería de cuero es bastante atractiva gracias a su línea blanca que atraviesa todos los asientos de arriba a abajo.
Las plazas traseras no pueden presumir de espacio. Las rodillas disponen de poca libertad de movimientos al entrar, aunque una vez sentados la comodidad es aceptable. En la parte trasera de la guantera hay una toma de corriente de 230 V (150 W).
Volviendo a las plazas delanteras, cerca del cambio de marchas podemos encontrar un posavasos, un compartimiento escondido para colocar el cenicero y un dispositivo más que curioso: cinco ranuras para poner monedas y no tenerlas sueltas. El freno de mano es bastante agradable al tacto (aunque como podréis comprender, no lo quité) y el espacio para los dedos, decorado con un material grisáceo muy bonito, es sobrante.
Otro elemento que hay que agradecer bastante es la posibilidad de desplazar hacia adelante la tapa de la guantera unos siete centímetros para que nos quede más cerca el cambio de marchas. Contrariamente al Ford Mondeo, el Kuga no dispone de una doble guantera, ya que el compartimiento superior queda anulado para permitir el desplazamiento de la tapa. La guantera es bastante profunda y ancha. En el interior hay un espacio para los discos.
La unidad de la exposición disponía de techo solar. El interior queda bastante iluminado.
El maletero es muy espacioso, pero la boca de carga está elevada y es un poco pequeña .
Fotos: Castro.