La llegada de la Navidad, una de las épocas más mágicas y esperadas del año, especialmente por los más pequeños, suele venir acompañada de una abundancia de regalos que muchas veces sobrepasa lo necesario. Durante estas fechas, las habitaciones de los niños se llenan de juguetes nuevos, desde muñecas hasta sofisticados dispositivos electrónicos. Sin embargo, este exceso puede traer consigo más problemas que alegrías, advierten los expertos de Qustodio, una plataforma especializada en seguridad online y bienestar digital para familias.
El fenómeno conocido como el síndrome del niño hiperregalado es una respuesta a esta sobrecarga de regalos, la cual puede tener consecuencias sobre el desarrollo psicológico y social de los niños. Entre los efectos negativos más comunes se encuentra la falta de motivación hacia los regalos, la disminución de la tolerancia a la frustración y una menor capacidad de atención y esfuerzo. Estos problemas surgen al recibir tantos juguetes que los menores no tienen tiempo ni interés en valorar cada uno de ellos.
Los expertos destacan que, durante las celebraciones de Papá Noel y los Reyes Magos, en apenas un par de semanas, los niños están expuestos a una oleada de regalos que no siempre es beneficiosa para ellos. Esta situación también puede afectar su imaginación, resultando en una creatividad baja debido al exceso de estímulos.
Para abordar este desafío, las familias desempeñan un papel fundamental. Es crucial establecer límites claros sobre la cantidad de regalos, enseñarles la importancia de elegir sabiamente y ayudarles a comprender que no es necesario poseer todo lo que desean. Además, es recomendable dialogar con otros familiares para evitar que estos contribuyan al problema regalando indiscriminadamente.
Una estrategia propuesta por Gloria R Ben, psicóloga experta de Qustodio, es la regla de los cuatro regalos. Esta regla sugiere dar a los niños un juguete educativo, algo útil, un artículo que necesiten y un capricho que realmente deseen. Este enfoque no solo promueve un consumo responsable, sino que ayuda a inculcar en los menores la habilidad de distinguir entre lo que quieren y lo que realmente necesitan.
Los niños, especialmente aquellos entre 6 y 12 años, son susceptibles a la influencia social y al bombardeo de publicidad, lo que dificulta su capacidad para discernir qué es realmente importante. Por ello, es esencial que, desde etapas tempranas, los padres inculquen el concepto de consumo responsable, ayudando a los pequeños a entender que no se puede tener todo.
Adoptar estas medidas puede ser la clave para disfrutar de una Navidad más equilibrada, enfocándose en el verdadero espíritu de estas celebraciones: el amor, la generosidad y el compartir momentos significativos con los seres queridos.