España y la Selección

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aficion6-ap2.jpg         Aún recuerdo como si fuera ayer, un día de junio, hace más de veinte años, en el que mi padre, como premio por mis buenas notas en 1º de EGB, apareció en casa con el que habría de ser mi primer “traje de futbolista”. Tras destrozar con avidez el envoltorio de aquel paquete, pude comprobar que se trataba, como no podía ser de otro modo, del equipaje de la selección española o, mejor dicho; el de España. Para mayor regocijo aún (y colmando de paso mis expectativas de infante) aquella equipación patría traía serigrafiado al dorso, por expreso deseo de mi padre, el número 9 de mi futbolista favorito del momento; Carlos Santillana.

            Creo que se pueden contar con los dedos de la mano los días de aquel caluroso verano en los que no bajé a jugar a la calle ataviado con aquella camiseta roja, aquellos pantalones azulones y aquellas calzas de color negro que eran la envidia de los demás niños del barrio (exceptuando a un tal Paquito cuyo padre le había comprado días antes una equipación similar y un balón “de reglamento” con el que nos hartábamos de jugar poniendo dos piedras como porterías).

            Más de veinte años después, cuando paseo por la calle y veo a niños correr detrás de un balón, celebro que no estén en sus casas enganchados a internet o jugando a las playstations; pero no puedo evitar torcer el gesto cuando compruebo que es más fácil ver una camiseta canarinha, o del Barcelona, con el nombre de Ronaldinho a la espalda, que una zamarra nacional, como Dios manda, aunque sea de esas de pega que venden en los mercadillos.

            Me pregunto si todo esto tendrá algo que ver con el hecho de que nuestro equipo nacional no de una a derechas y comparta (en otro tiempo hubiera sido portada única) titulares negativos con la venidera jornada de liga. Probablemente no. Pero en mi fuero interno pienso que la ilusión de aquel niño de siete años por enfundarse la roja, era la misma (o muy parecida) a la que sentían los Maceda, Rincón, Santillana y compañía cuando jugaban con la selección nacional; del mismo modo que pienso que la falta de compromiso de la mayoría de españoles para con su selección y su paso a un segundo plano frente a la Liga De Las Estrellas o (¿por qué no decirlo?) la España de las Autonomías y las realidades nacionales, es la misma (o muy parecida) a la falta de compromiso de los Xavi, Puyol y compañía cuando juegan representando a este bendito país.

            Todavía hay madridistas que se alegran del recorte de Zidane al barcelonista Puyol en el tercer gol que echó a España del Mundial de Alemania, y eso no se soluciona echando a Aragonés.