Más del 80% del empleo agrícola en América Latina opera en la informalidad, lo cual afecta de manera desproporcionada a las mujeres, los jóvenes y las personas mayores en áreas rurales. Este preocupante dato se menciona en un nuevo informe de las agencias especializadas de la ONU, titulado «Trabajo Decente e Informalidad en el Sector Agrícola de América Latina, 2019–2023».
El informe destaca las brechas estructurales en productividad, ingresos y protección social que continúan siendo barreras significativas para el desarrollo del sector. A pesar de su papel crucial en la seguridad alimentaria, el sector agrícola enfrenta retos como niveles educativos bajos, condiciones laborales precarias y una alta exposición a riesgos climáticos.
Ana Virginia Moreira, directora regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina y el Caribe, enfatizó que «la informalidad sigue siendo uno de los obstáculos más arraigados para la justicia social y el desarrollo sostenible en América Latina». Subrayó la necesidad de políticas integradas y un enfoque territorial para abordar esta problemática.
René Orellana, representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), agregó que garantizar el trabajo decente va más allá de la mejora de condiciones laborales. «Es fortalecer la resiliencia de nuestros países y asegurar la seguridad alimentaria de millones», manifestó, a la vez que hizo un llamado a reforzar la digitalización rural y fomentar el diálogo social inclusivo y el financiamiento sostenido.
El informe también revela una marcada desigualdad de género: el 86,4% de las mujeres se encuentra en situación de informalidad, en comparación con el 78% de los hombres. Además, cerca del 38,5% de las mujeres se dedica al trabajo familiar no remunerado, una tasa que supera cinco veces la registrada entre sus pares masculinos. Otro dato alarmante es que el sector concentra el 46% del trabajo infantil en la región, y más de la mitad de la mano de obra presenta baja escolaridad.
Entre 2019 y 2023, el volumen de empleo agrícola se mantuvo estable, pero no se registraron avances en la formalización del trabajo. Casi la mitad de los jóvenes y la mayoría de las mujeres siguen atrapados en la informalidad.
El estudio examinó 35 políticas públicas regionales y encontró que, aunque muchas de ellas buscan incrementar la productividad, pocas abordan de forma explícita la necesidad de formalizar el empleo o incorporan una perspectiva de género en sus enfoques.
Por último, el informe presenta diez recomendaciones concretas que buscan acelerar la transición hacia la formalidad, integrando aspectos de desarrollo productivo, protección social, derechos laborales y diálogo social, con el fin de generar un impacto positivo en el sector agrícola y, por ende, en la sociedad.
Fuente: ONU últimas noticias





