La crisis en el este de la República Democrática del Congo (RDC) continúa deteriorándose en medio de un conflicto armado persistente, desencadenando un éxodo masivo de personas y una aguda hambruna, según informó el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU. A medida que los combates se prolongan, decenas de miles de personas se ven obligadas a abandonar sus hogares, mientras la ayuda humanitaria enfrenta grandes dificultades para llegar a las zonas más afectadas.
Las agencias de la ONU destacan que el acceso a las provincias controladas por los rebeldes del M23, que cuentan con el respaldo de Ruanda, se ha vuelto extremadamente complicado. Aunque Kigali ha negado reiteradamente su apoyo al grupo, la falta de recursos ha agravado aún más la crisis. La directora del PMA para la RDC, Cynthia Jones, señaló la urgencia de restablecer el acceso aéreo a los territorios más afectados, ya que dos aeropuertos en estas áreas han permanecido cerrados desde finales de enero.
La situación es alarmante: casi 25 millones de personas están experimentando niveles altos de inseguridad alimentaria, y tres millones enfrentan niveles de hambre considerados «de emergencia». Según Jones, esta cifra ha aumentado casi el doble en comparación con el año anterior. “Las familias se ven forzadas a saltarse comidas, vender sus posesiones y en algunos casos, sus animales”, subrayó la funcionaria en una conexión desde Kinshasa.
La continua violencia entre el M23 y las fuerzas gubernamentales ha generado un nuevo ciclo de desplazamientos. Actualmente, hay alrededor de 5,2 millones de personas desplazadas en el país, de las cuales 1,6 millones lo han sido solo en 2023, convirtiendo a la RDC en una de las crisis de desplazados más grandes del mundo.
A pesar de la creciente necesidad de ayuda, los fondos destinados a la asistencia humanitaria se están agotando. El PMA ha tenido que reducir drásticamente el número de beneficiarios, de aproximadamente un millón a 600.000 en la actualidad. Con una solicitud de 350 millones de dólares para sostener la asistencia alimentaria y nutricional en los próximos seis meses, la agencia advierte que, sin un aumento en la financiación, se verá obligada a limitar el apoyo a solo 300.000 personas, lo que representa apenas el 10% de aquellos que requieren asistencia.
La falta de recursos no solo afecta a las comunidades, sino que también ha llevado al PMA a cerrar oficinas y reducir su personal en un contexto de creciente inseguridad. “Los servicios esenciales han colapsado, y una interrupción completa de la asistencia alimentaria de emergencia podría ocurrir en marzo de 2026”, advirtió Jones.
La situación es aún más crítica debido a la pérdida de la temporada de siembra, ya que muchos agricultores han tenido que abandonar sus tierras. Las comunidades de acogida en centros urbanos como Ituri están luchando por satisfacer las necesidades básicas de los desplazados, quienes siguen sufriendo las consecuencias de la violencia y el desamparo. “Están exhaustos y necesitan paz”, concluyó Jones, al reiterar la urgencia de una intervención humanitaria efectiva.
Fuente: ONU últimas noticias





