Emily Dickinson

Emily Dickinson 5Hay mujeres que en su hacer se adelantan a su tiempo y si no se rescatan pueden quedar en el olvido. Y si su hacer consiste en una poesía más… de tipo intelectual o que requiere una participación más activa por parte del lector, todo va más lento.

Por suerte no ocurrió así con Emily Dickinson, quiero decir, que sus estudiosos la recuperaron. Harold Bloom la compara: “A excepción de Kafka, no se me ocurre ningún otro escritor que haya expresado la desesperación tan intensa y constantemente como Dickinson. Todos percibimos que la desesperación de Kafka es primordialmente espiritual; la de Dickinson  parece esencialmente cognitiva. Su angustia es intelectual, pero no religiosa, y todos los intentos de leerla como poeta devota han acabado haciéndose añicos”.

Hace tiempo escribí en este mismo blog, en el post: “No te busques fuera de ti, sobre ella. Copio lo que puse para completarlo:

Emily Dickinson nos educa para pensar con más sutileza. Hay que leerla preparada para luchar con su originalidad, pero la recompensa es única, aunque no exenta de dificultad. Lo que sus críticos siempre subestiman es su asombrosa complejidad intelectual.

Lo pensó todo de nuevo por si misma y ningún lugar común sobrevive a sus apropiaciones; lo que ella no rebautiza o redefine, lo revisa hasta que lo deja difícilmente reconocible.

Emerson instaba al poeta a despojar de nombre a las cosas y volverlas a nombrar. Dickinson no sólo dejó sin nombre a sus propios poemas, sino que de una manera sublime y provocativa despojó de nombre incluso a los espacios en blanco. El principal componente de su originalidad literaria es la manera en que piensa  a través de sus poemas y exige una participación tan activa, por parte del lector, que es mejor tener un día lúcido para comprenderla.

Este sábado pasado he disfrutado leyendo este artículo de Antonio Muñoz Molina en Babelia sobre ella. Espero que también os guste.

Scroll al inicio