Era el momento ideal para que el Sevilla pudiera dar el salto de calidad, porque al conjunto sevillano no le basta con entrar en los octavos de final de la Champions, sino que tenía que haber pasado de ronda los hombres de Manolo Jiménez, pero por desgracia, un hombre que nunca falla, Palop cantó y condenó a su equipo a la eliminación.
El Sevilla planteó una partida de ajedrez, porque Manolo Jiménez se dejó en el banquillo a Kanouté y metió a Capel, un equipo más programado para contragolpear que para atacar al estilo Sevilla, pero la jugada pareció salir muy bien hasta que en un saque de banda el balón llegó a Necid y consiguió batir a Palop como un auténtico nueve.
Los nerviosismos no llegaron a la grada, entre otras cosas porque Perotti, consiguió empatar el partido antes del final del primer tiempo. En el segundo tiempo entró Kanouté en lugar de Capel, y las cosas cambiaron, Renato no llegó a un balón y después llegó el gol del japonés Honda, un lanzamiento de libre directo que Palop no pudo despejar y se lo metió, llevando las manos a la cabeza de jugadores y aficionados.
Después el Sevilla no tuvo capacidad de reacción, mientras que el CSKA se dedicó a perder tiempo y a jugar con el resultado, al final la grada se cansó y gritó el clásico «Jiménez Vete ya!»