El juego de Ender (Ender’s Game en el original) es una película estadounidense de estreno reciente, basada en la novela homónima de Orson Scott Card, y dirigida por Gavin Hood (el mismo de X-Men Origins: Wolverine).
El personaje principal es Andrew “Ender” Wiggin, un chico de gran talento que es enviado a la academia espacial para entrenarse en el dominio de diferentes armas, naves espaciales y tecnologías, que ayudarán a la humanidad a enfrentarse a los invasores alienígenas. Asa Butterfield es el joven elegido para interpretar a Andrew, pero no esta solo, entre los personajes de apoyo hay actores de renombre como Harrison Ford y Ben Kingsley, que le dan un toque más solemne a una historia efectiva, divertida, pero no sobresaliente.
La trama de El juego de Ender comienza con el planeta Tierra siendo atacado por una raza de extraterrestres conocidos como Insectores o Fórmicos. Para contrarrestar la avanzada alienígena, la Flota Internacional empieza a reclutar niños para entrenarlos y formarlos, pensando en que sean los próximos líderes de la Tierra, y también formarse en los aspectos militares necesarios para hacer frente a los extraterrestres.
Uno de los elementos más importantes de la película es el llamado Juego Mental, una suerte de videojuego que en realidad permite a los analistas de la Escuela de Batalla medir determinadas características de los estudiantes. A lo largo de la película, gran parte de la tensión sucede en el mundo de los videojuegos. La formación de Ender como soldado, su cambio de personalidad, de un joven tímido a uno más decidido, sucede gracias al apoyo de personajes como Petra Arkanian, pero la cinta abarca estos temas de forma bastante ligera.
El juego de Ender es una película buena, ideal para los que hayan leído los libros, y para adolescentes que disfruten las naves espaciales y la ciencia ficción, pero no se convertirá en un clásico del género.