Tras presenciar la raquítica victoria de Italia ante Australia, surge nuevamente entre todos los aficionados al fútbol el eterno debate entre ganar o jugar bien. ¿El resultado es lo más importante o lo importante es hacer un buen juego que divierta a todos los aficionados? Para gustos los colores, y sólo tenemos que fijarnos en los diversos estilos futbolísticos que han surgido a lo largo de la historia de este maravilloso deporte.
Para contestar a esta pregunta sólo debemos fijarnos en los equipos que han pasado a la historia de este deporte. El Madrid de las cinco copas de Europa, Brasil de México 70, el Ajax de Rinus Michels, la Hungría de principios de los años 50, el Milán de Sacchi, etc. Estos equipos se han echo un hueco en la historia de este deporte por realizar un fútbol ofensivo y bonito, pero además han marcado una época ganando innumerables títulos, contribuyendo a hacer del fútbol el deporte rey.
Sinceramente no creo que dentro de 50 años se recuerde a la Grecia campeona de la pasada Eurocopa de Portugal. Aunque tengo que reconocer que tiene su mérito, ya que con unos jugadores no demasiado buenos logró conseguir derrotar a equipos con un potencial mucho mayor y alzarse con el título. Es evidente que Grecia o muchos equipos no tienen jugadores para jugar como Brasil, pero mención aparte merecen los equipos italianos.
Con los jugadores que tienen e históricamente han tenido, como Gianni Rivera, Facchetti, Baggio, Del Piero, Zola o Totti me parece vergonzoso que se dediquen a especular y a no jugar al fútbol. La manera que tienen de entender el fútbol la mayoría de los equipos italianos con su catenaccio, que por cierto no fué inventado por un italiano sino por el suizo Karl Rappan a finales de los años 30, hace que prevalezca siempre lo físico y lo táctico a la imaginación y la improvisación. Lo cierto es que el fútbol es sabio, y por eso llevan sin ganar un campeonato a nivel de selecciones desde el Mundial de España, hace 24 años, y sus clubes han caído rendidos en Europa ante el espectacular juego del Barcelona, que ha demostrado que el “jogo bonito” aparte de ser bonito, gana partidos y campeonatos.
