El Efecto Cerebro de Palomitas: Cómo la Atención Intermitente Impacta la Concentración y las Emociones en los Niños

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El ‘efecto popcorn brain’: cómo la atención intermitente afecta a la concentración y emociones de los niños

La creciente exposición de los niños españoles a pantallas y dispositivos electrónicos ha llevado a un notable incremento en el tiempo que estos menores pasan utilizando tecnología. Según un estudio de la Gasol Foundation, los menores han incrementado su uso semanal de dispositivos en más de 11 horas desde 2019, lo que coincide con un aumento del 59% en el tiempo dedicado a redes sociales como TikTok e Instagram. Este fenómeno ha suscitado preocupaciones sobre el impacto de la sobreestimulación digital en el desarrollo cognitivo y emocional de los pequeños.

El término «popcorn brain», acuñado por el investigador David Levy en 2011, describe un estado mental caracterizado por la atención fragmentada y la tendencia de los individuos a saltar rápidamente de un tema a otro. Este comportamiento se intensifica con la exposición a estímulos constantes y rápidos, como vídeos cortos y notificaciones frecuentes. Según Gloria R. Ben, psicóloga experta de Qustodio, las plataformas digitales están diseñadas para enganchar a los usuarios, lo que complica la desconexión y afecta la capacidad de concentrarse y relacionarse efectivamente.

La sobreexposición a las pantallas puede tener consecuencias a nivel cognitivo, como una disminución de la atención sostenida y una mayor dificultad para gestionar tareas complejas. Emocionalmente, los niños pueden experimentar una baja tolerancia a la frustración y impaciencia ante la falta de recompensas inmediatas. Además, esta dinámica afecta la calidad de las interacciones sociales, haciendo que la capacidad de escucha y las conversaciones profundas se vean comprometidas.

Ante este panorama, Qustodio propone que las familias adopten medidas para mitigar los efectos del «popcorn brain». Estas incluyen limitar el tiempo de uso de las pantallas, fomentar actividades que requieran paciencia, y mantener espacios libres de dispositivos, especialmente durante momentos de convivencia. También se sugiere que los adultos predquen con el ejemplo, demostrando habilidades para desconectar y crear hábitos saludables.

En definitiva, el desafío radica en enseñar a los niños a utilizar la tecnología de forma equilibrada, promoviendo un entendimiento profundo de su atractivo y guiándolos para que puedan conectar de manera más auténtica con su entorno y sus relaciones interpersonales.