Los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid presentan el estreno en Madrid de la ópera de cámara disPLACE. Se trata de una obra donde las casas, las personas y los desahucios son el tema central. Está dirigida por Peter Pawlik y el montaje forma parte de la programación que Teatros del Canal y el Teatro Real tienen en común. Todos aquellos que estén interesados en disfrutar de ella, sólo tendrán los días 17, 18 y 19 de febrero para hacerlo.
La obra relata la historia de una pareja acomodada que atraviesa una crisis en el mismo espacio en el que una segunda pareja celebraba, tiempo atrás, una fiesta antes de ser desahuciada. Una historia donde los procesos de modernización desembocan en todo un drama social visto desde dos realidades diferentes. Dos historias comunes, dos momentos distintos.
El libreto de esta ópera de cámara, ha sido creado por Helena Tornero, mientras que la música ha sido Raquel García-Tomás y Joan Magrané. En el caso de la dirección de escena, esta corre a cargo de Peter Pawlik, mientras que la dirección musical está a cargo de Vinicius Kattah. Está interpretada por Elena Copons, Sébastien Soules, Benedek Nagy y el ensemble PHACE (Sophia Goidinger-Koch y Barbara Riccabona).
La obra es una producción de los Musiktheatertage Wien, en coproducción con la Ópera de Butxaca i Nova Creació de Barcelona, con la colaboración del Foro Cultural de Austria y del Institut Ramon Llull, y la ayuda del Kulturamt der Stadt Wien y el Ayuntamiento de Barcelona.
Dos historias separadas en el tiempo
Toda la historia de disPLACE transcurre en un céntrico piso de Barcelona, que se convierte en el testigo de dos historias separadas en el tiempo que abordan, desde otras tantas perspectivas, un problema de creciente actualidad en esta y otras muchas ciudades alrededor del mundo: la gentrificación, ese proceso de modernización que esconde un auténtico drama social en forma de especulación inmobiliaria y expulsión de quienes no pueden seguir viviendo en barrios a los que ya no se les permite pertenecer.
Una pareja acomodada, atraviesa una crisis en el mismo espacio en el que una segunda pareja celebraba, tiempo atrás, una fiesta de despedida la víspera antes de ser desahuciados. Se yuxtaponen así dos realidades que incitan a la reflexión sobre lo que constituye la esencia de una ciudad, las huellas que dejan las personas en los espacios que habitan y la tragedia que supone para unos la mejora de la calidad de vida de otros.
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