Los embarazos en la adolescencia se han convertido en una de las principales causas de muerte entre las niñas de 15 a 19 años. Así lo afirmó la Organización Mundial de la Salud (OMS) el miércoles, destacando la necesidad urgente de que los países implementen políticas que permitan a las adolescentes continuar su educación y erradicar el matrimonio infantil. Cada año, más de 21 millones de adolescentes en países de renta baja y media enfrentan un embarazo no deseado, y la mayoría de estos partos se registran entre chicas que han contraído matrimonio antes de cumplir 18 años.
La doctora Pascale Allotey, directora de Salud Sexual y Reproductiva de la OMS, subrayó las graves consecuencias físicas y psicológicas que enfrentan las adolescentes embarazadas. «Estos embarazos a temprana edad reflejan desigualdades fundamentales que afectan la capacidad de las jóvenes para tomar decisiones sobre sus relaciones y sus vidas», señaló.
El embarazo en la adolescencia no solo representa un riesgo alto de infecciones y complicaciones, sino que interrumpe la educación y limita las oportunidades laborales en el futuro. Esto condena a muchas madres jóvenes a permanecer atrapadas en un ciclo de pobreza. La OMS hace un llamado a los gobiernos para que ofrezcan alternativas al matrimonio infantil, promoviendo el acceso a la educación, los servicios financieros y las oportunidades laborales.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sugiere que si todas las niñas completaran la enseñanza secundaria, el matrimonio infantil podría disminuir hasta en dos tercios. A nivel global, se han observado avances en la tasa de embarazos adolescentes. En 2021, una de cada 25 niñas dio a luz antes de los 20 años, comparado con una de cada 15 en 2001. Sin embargo, todavía existen grandes disparidades, siendo que en algunos países, casi una de cada diez niñas continuará teniendo hijos en la adolescencia.
La doctora Sheri Bastien, científica de Salud Sexual y Reproductiva de los Adolescentes de la OMS, afirmó que el matrimonio infantil priva a las niñas de su infancia, generando serias repercusiones sobre su salud. Resaltó también la importancia de la educación como un vehículo fundamental para transformar el futuro de las jóvenes. Tanto niños como niñas deben aprender sobre el consentimiento y confrontar las desigualdades de género que perpetúan el matrimonio infantil y el embarazo precoz en muchas regiones del mundo.
Las nuevas directrices de la OMS revisan las recomendaciones publicadas en 2011 e impulsan la educación sexual integral. Este enfoque es esencial para que las y los jóvenes conozcan los métodos anticonceptivos y los servicios de salud disponibles. Según la OMS, se ha demostrado que la educación sexual integral reduce los embarazos adolescentes, retrasa el inicio de la actividad sexual y mejora el conocimiento de los adolescentes sobre su salud reproductiva.
Fuente: ONU noticias Salud
