En el último mes, la escalofriante violencia en Puerto Príncipe, la capital de Haití, ha llevado a cerca de 60.000 personas a abandonar sus hogares en busca de seguridad, según un informe reciente de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Esta alarmante cifra refleja otro triste récord en el deterioro de la situación humanitaria en el país, que ha enfrentado durante años un creciente descontrol por parte de las bandas, desplazamientos forzados e inestabilidad general.
La OIM ha subrayado que la violencia en Puerto Príncipe ha alcanzado niveles sin precedentes, con un aumento notable en los ataques dirigidos a civiles. Miles de personas han tenido que huir, no solo de sus hogares, sino también de las pocas áreas que se habían considerado relativamente seguras, lo que ha provocado un ciclo interminable de desplazamientos. Grégoire Goodstein, jefe de la OIM en Haití, señaló que «nunca habíamos observado un número tan elevado de personas desplazándose en tan poco tiempo».
La situación se ve agravada por el cierre del aeropuerto de Puerto Príncipe y el asedio de la capital. La gran mayoría de los desplazados ha encontrado refugio en 48 centros habilitados, uno de los cuales se abrió recientemente, mientras que otros se han visto obligados a recurrir a familias acogedoras que ya están sobrecargadas.
A nivel nacional, más de un millón de personas han sido desplazadas, una cifra que se ha triplicado en el último año. Esta crisis humanitaria continúa recibiendo escasa atención internacional, a pesar de que las necesidades superan ampliamente los recursos disponibles. La OIM ha enfatizado la necesidad urgente de aumentar el apoyo a la Policía Nacional de Haití para restaurar la estabilidad y mejorar la seguridad de la población.
Goodstein advirtió que la situación empeora día a día: «Las personas que huyen de la violencia necesitan protección inmediata, alimentos, agua y refugio. Sin un apoyo adicional, corremos el riesgo de que se desencadene una catástrofe humanitaria aún mayor».
A pesar de estos desafíos, la OIM continúa su labor en el terreno, proporcionando asistencia vital a las comunidades desplazadas. En el último mes, más de 16.000 personas recibieron agua potable y apoyo en materia de higiene, mientras que 3.700 se beneficiaron de refugios de emergencia, kits de higiene y atención médica. Sin embargo, el acceso humanitario está cada vez más limitado debido a la creciente inseguridad, lo que deja a miles de personas en una situación de vulnerabilidad extrema, sin la protección ni los servicios esenciales que necesitan para sobrevivir.
Fuente: ONU últimas noticias
