Un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto de manifiesto el alarmante aumento del fraude financiero en las últimas décadas, con más de 20.000 ciberataques que han generado pérdidas superiores a los 2.000 millones de dólares. La creciente digitalización de los servicios financieros y el desarrollo de herramientas disruptivas han incrementado el riesgo operacional en los bancos, propiciando un aumento de fraudes en los pagos.
Las entidades financieras enfrentan constantemente nuevas y sofisticadas vulnerabilidades, desde ataques de phishing hasta software malicioso, así como fraudes en tiempo real. Este contexto, de acuerdo con el Observatorio de Finanzas y Tecnología de Funcas, ha acentuado la necesidad de implementar medidas robustas de seguridad. En este sentido, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha identificado que el 42,4% de los bancos europeos considera los pagos fraudulentos como uno de los principales determinantes del riesgo operacional, enfocándose especialmente en las transferencias y pagos con tarjetas.
En un informe conjunto del Banco Central Europeo (BCE) y la EBA, se revela que el importe defraudado en pagos ha alcanzado los 4,3 millones de euros en 2022 y 2 millones de euros en el primer semestre de 2023. Sin embargo, la autenticación reforzada de clientes en el Espacio Económico Europeo ha mostrado resultados positivos, reduciendo el riesgo de fraude en las transacciones con tarjetas.
En respuesta a estas amenazas, las instituciones financieras están adoptando tecnologías avanzadas para mejorar sus capacidades de detección y mitigación del fraude. La inteligencia artificial, el aprendizaje automático y la orquestación de datos en tiempo real se están implementando para identificar actividades sospechosas antes de que se materialicen las pérdidas. Estas tecnologías no solo permiten mejorar la eficiencia y precisión en la identificación de fraudes, sino que también ayudan a reducir los costos operativos y potenciar la seguridad de los datos financieros de los clientes.
Es fundamental que la tecnología avanzada sea mantenida y modernizada constantemente. Las instituciones deben asegurarse de contar con datos de calidad y actualizados para entrenar sus algoritmos de IA. Sin acceso a información precisa, estos sistemas corren el riesgo de generar resultados sesgados.
La protección integral contra fraudes y ciberataques se ha convertido en una prioridad para empresas e instituciones financieras. La normativa europea avanza en este aspecto con regulaciones como el Reglamento DORA, que refuerza la ciberseguridad en el sector financiero, y la Directiva NIS2, que busca mejorar la resiliencia operativa en infraestructuras críticas. Estas regulaciones no solo buscan asegurar el cumplimiento legal, sino también mejorar la competitividad de las empresas europeas y fomentar la confianza entre ciudadanos e inversores.
El Fondo Económico Mundial sugiere que la cooperación entre entidades financieras es crucial para fortalecer los controles internos y mejorar la respuesta ante incidentes de fraude. La colaboración entre bancos emisores y receptores es esencial para combatir eficazmente el ciberdelito.
Finalmente, se enfatiza la necesidad de encontrar un equilibrio entre la prevención del fraude y la experiencia del cliente. La implementación de herramientas y tecnologías avanzadas no solo es vital para personalizar y hacer más eficientes los servicios financieros, sino también para evitar pérdidas económicas significativas. La innovación tecnológica se presenta como una estrategia clave frente a la creciente amenaza del fraude digital.