Pedro Matos, un ingeniero espacial convertido en líder humanitario, ha dedicado su vida a responder a crisis globales desde el campo. Antes de enfundarse en un chaleco beige y calzarse sus botas de campo, Matos trabajaba tras la pantalla, creando mapas con imágenes satelitales que sirvieron para apoyar misiones humanitarias. Sin embargo, tras ocho años de reflexión, decidió que no quería ser solo un creador de mapas; quería estar en el terreno, implementar la respuesta humanitaria.
Su trayectoria lo llevó hace 17 años al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, donde comenzó desarrollando mapas sobre el terreno, una experiencia que le abrió las puertas para coordinar operaciones de emergencia. Desde entonces, ha recorrido decenas de países y ha estado en el ojo del huracán en crisis como el huracán Idai en Mozambique y los conflictos en Ucrania y Myanmar.
Matos, que recientemente estuvo en el mayor campo de refugiados del mundo en Cox’s Bazar, Bangladés, destaca que, pese a la difícil situación, se han logrado mejorar las condiciones de vida de los refugiados. “Hemos podido darles un poco más de comodidad en su limbo”, afirma, mencionando avances como casas más resistentes y sistemas de cocina más seguros.
A pesar de los desafíos que conlleva su labor, Matos resalta una lección vital: “Las personas son esencialmente buenas”. Esta convicción se refuerza con la experiencia del PMA, que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2020. Matos se muestra humilde ante la distinción, recordando que su trabajo, que alimenta a 120 millones de personas diariamente, sigue siendo invisible para muchos. El galardón les brindó una plataforma para visibilizar crisis a menudo ignoradas en lugares como Sudán y la República Democrática del Congo.
Entre sus experiencias más impactantes, Matos recuerda la crisis del huracán Idai que azotó Mozambique en 2019: “Fue intenso, pero gratificante; salvamos a miles”. También evoca el inicio del conflicto en Ucrania, que dejó una huella importante en su carrera. A pesar de las adversidades, enfrenta su labor con gratitud, enfatizando: “Somos privilegiados: elegimos estar aquí. Ellos no”.
Invita a quienes se sientan llamados a la ayuda humanitaria a ajustar sus habilidades al sector, personalizando su enfoque en cada postulación. Su mensaje es claro: la respuesta ante las crisis exige compromiso y adaptabilidad.
Fuente: ONU últimas noticias