La afición acabó gritando ¡David, David!, y eso le ayudó mucho, además lo primero que dijo nada más hablar fue agradecer a toda la gente que estaba en Las Ventas, eso sí con los ojos llenos de lágrimas por el esfuerzo y la emoción del momento.
El encuentro tuvo dos partes muy claras, la primera donde David Ferrer consiguió ganar en el tie-break del primer set y parecía que se iba a venir arriba, ya que al ganar al estadounidense en el desempate con el saque que estaba haciendo era subir la moral por las nubes, pero incomprensiblemente el efecto fue el contrario y se vino abajo en un momento de crisis demasiado grande.
El tenista alicantino no encontraba su sitio en la pista, era superado por el estadounidense en todas las facetas del juego, y esto era sobretodo porque los puntos eran muy rápidos, no había peloteo en la pista, y encima los saques de Andy Roddick cada vez eran más complicados parar, y por eso el casillero de aces no paraba de aumentar, al final el marcador en los dos siguientes sets fueron 2-6 y 1-6.
De forma misteriosa las palabras de Emilio Sánchez Vicario sirvieron para que volviera el mejor David Ferrer, también alientado por la afición, que en algunos momentos se notaba que no eran al 100% aficionados del tenis, pero esos gritos fuera del contexto de un partido servían más todavía para levantar el ánimo del español, y levantar el cuarto set con un break en los primeros juegos, al final 6-4
En el último set las cosas no podían empezar mejor, con un break en el tercer juego, pero Andy Roddick no quería defraudar a los suyos y le hizo el contrabreak, así que todo llegó igualado, aunque el estadounidense ganaba más rápido los juegos, pero en el decimotercero falló una volea más que fácil y Ferrer consiguió el break, posteriomente aseguró su saque y consiguió ganar el set por 8-6.