El Ejército israelí ha llevado a cabo la demolición de numerosos edificios en el campo de Yenín, en Cisjordania, lo que ha sido calificado por la UNRWA como una transformación del área en una “ciudad fantasma”. Desde el 21 de enero, las operaciones militares israelíes, junto con las acciones de las fuerzas de seguridad palestinas, han resultado en el desplazamiento forzado de aproximadamente 20.000 personas en Yenín, mientras que en Tulkarem más de 6.000 individuos también han sido desplazados.
Se estima que entre 150 y 180 viviendas han sufrido daños significativos a causa de estas acciones, y desde el inicio de la operación, han perdido la vida 39 palestinos, incluidos tres niños. Este contexto ha llevado a que el nuevo semestre escolar, que debía comenzar este domingo, se vea afectado, con 13 escuelas en el norte de Cisjordania permaneciendo cerradas.
La UNRWA informa que sus servicios dentro del campamento de Yenín han estado interrumpidos durante meses y se detuvieron completamente a principios de diciembre. La falta de comunicación con las autoridades israelíes ha puesto en riesgo la vida de los civiles, sin advertencias previas sobre las explosiones del fin de semana.
En otro rincón del mundo, en Colombia, la región del Catatumbo enfrenta la crisis humanitaria más grave en casi tres décadas. La violencia generada por los enfrentamientos entre grupos armados ha provocado que al menos 77.418 personas estén desplazadas o confinadas en sus hogares. Más de 51.000 individuos han sido forzados a abandonar sus territorios, y otros 25.000 se encuentran atrapados, incapaces de moverse libremente debido a la intensa violencia y la presencia de minas antipersona.
El 22 de enero, el Gobierno colombiano declaró el estado de conmoción interior y envió tropas a algunos municipios del Catatumbo. Sin embargo, el retorno a hogares por parte de algunas familias es prematuro y peligroso, ya que el riesgo de violencia sigue presente.
Por su parte, en la República Democrática del Congo, la situación también es alarmante. En Goma, al menos 900 personas han perdido la vida y alrededor de 2.880 han resultado heridas en recientes enfrentamientos. La saturación de los centros de salud y la escasez de medicamentos han generado una crisis sanitaria, con un aumento del riesgo de propagación de enfermedades como el cólera y el sarampión.
Finalmente, los Estados miembros de la OMS están discutiendo su presupuesto tras la retirada de Estados Unidos como su mayor donante. El director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha defendido la necesidad de reformar las cuotas anuales que paga cada país, buscando un apoyo sostenible que reduzca la dependencia de donantes tradicionales.
Fuente: ONU últimas noticias
