Consejos De Rentokil Initial Para Evitar Chinches En Hoteles En Vacaciones Navideñas

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Durante la primera mitad del 2024, los españoles han realizado un total de 86 millones de viajes turísticos, de acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE). En paralelo, se estima que el turismo internacional alcanzará los 95 millones de visitantes en España a lo largo de este año. Este flujo masivo de personas ha puesto de relieve un problema que no solo afecta al confort de los viajeros, sino también a la economía del turismo: la presencia de chinches en los alojamientos.

Estas plagas, conocidas bajo el nombre científico de Cimex lectularius, son uno de los problemas más persistentes y difíciles de erradicar en el ámbito del turismo. Su notoriedad no se limita a las molestias que causan con sus picaduras, sino que se expande a las dificultades para eliminarlas una vez instaladas en un entorno. Francia experimentó el año pasado una situación crítica con una invasión de chinches que afectó al 11% de los hogares, generando una alerta que resonó en todo el continente.

En España, las chinches ocupan el tercer lugar en el ranking de plagas más comunes, superadas solo por las termitas y las cucarachas. Se las reconoce habitualmente por su asociación con colchones y sofás, lo que ha justificado su denominación popular como chinches de cama. Estos insectos parasitarios se alimentan de sangre, lo cual las convierte en visitantes indeseados en cualquier viaje.

El aumento en los viajes durante la temporada alta invernal, especialmente en periodos vacacionales como el puente de diciembre y las fiestas navideñas, se han señalado como factores que potencian la diseminación de chinches. Este incremento de la movilidad facilita que estos pequeños insectos viajen de manera inadvertida en las pertenencias de los turistas, convirtiéndose en polizones dentro de las maletas y dentro de nuestras propias viviendas.

Frente a este desafío, los entomólogos de Rentokil Initial destacan la importancia de la prevención. Recomiendan a los viajeros tomar precauciones al llegar a un nuevo alojamiento. La revisión meticulosa de camas, muebles y tejidos podría prevenir desagradables descubrimientos posteriores. Los signos inequívocos de una infestación de chinches incluyen huevos blanquecinos, manchas oscuras de excrementos, restos de muda y ocasionalmente un característico olor dulce.

Si se detectan chinches después de haberse instalado, como le ocurrió recientemente a Carlos Peguer en un hotel londinense, es crucial actuar de inmediato. Se debe notificar a los responsables del alojamiento y, cuando sea posible, solicitar un cambio de habitación. Es fundamental también revisar las pertenencias personales para asegurarse de que los diminutos invasores no hayan encontrado un nuevo hogar temporario en nuestras maletas.

Desafortunadamente, no siempre se advierte la presencia de estos insectos hasta que uno regresa a casa y comienza a notar los efectos de sus picaduras o manchas de sangre en las sábanas. En tales casos, recurrir a una empresa profesional de control de plagas es la opción más segura y eficaz.

El reto de las chinches en el turismo no es solo un inconveniente personal; es un recordatorio de la importancia de la vigilancia y la prevención en un mundo cada vez más interconectado. Aunque difíciles de eliminar, con un abordaje oportuno y adecuado, es posible controlar su impacto y disfrutar de unas vacaciones libres de preocupaciones.