Confidencias de una viajera

De nuevo, retomo esta página después de mes y medio sabático que he aprovechado para viajar por las islas de Tenerife, Lanzarote y una corta estancia en Egipto. Esta vez no comentaré las aventuras y desventuras que suelen sucederme, más bien trataré de haceros algunas confidencias, curiosidades, al fin y al cabo, como las preguntas que más me repiten tanto a la ida como a la vuelta de algún viaje: ¿Y sola? ¿Sin conocer a nadie? ¿No tienes miedo? ¿Estás loca? Qué aburrimiento ¿no? ¿Y tu familia…?

La escritora, y viajera empedernida, Sara Weeler dijo una vez: “Recorrer el mundo sin compañía puede resultar intimidante para muchas mujeres, pero también podría ser la mejor experiencia de su vida”.

Como persona viajera, debo hacerlo permeable a los estímulos, a las gentes que me encuentro en el camino. Lo hago con los sentidos alertas, para que no sólo sea un cúmulo de fotografías, no sólo una bandera que marque “estuve en ese país”, en esa región; no es únicamente un pasar de largo sin mirar a los ojos del que me recibe en su tierra. Intento ponerme en su piel, en su lugar, aunque sea por un instante. “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho” (Miguel de Cervantes).

Desde la experiencia, se puede llegar a conocer, a aprender, a filtrar aquello que nos llega, ya sea en forma de libro, de imágenes, o de la sabiduría de otros. La persona viajera es un buscador de conocimientos. Según dijo el periodista Miguel de la Cuadra Salcedo.” Más importante que el viaje es lo que queda en el espíritu viajero”.

En todos mis mejores viajes he estado sola.”Viajar solo sirve para amar más nuestro rincón natal” (Noel Clarasó, escritor) Creo que una mujer, inevitablemente, está más alerta ante el mundo, a su alrededor, factor responsable de los viajes más fructíferos. Me atrevo a decir que, una de mis metas en los viajes, es averiguar algo sobre mi misma y el lugar que ocupo en el mundo, además del enriquecimiento personal y cultural. Para hacer esto hay que dejar muchos prejuicios atrás.

Reconozco que no es fácil dar el paso, en mi caso, no me costó mucho tomar tal decisión. Viajar es una buena forma de aprender y de superar miedos” (Luis Rojas Marcos, Psiquiatra y escritor).

Estar sola algún tiempo es parte de la experiencia. Sé que he escogido unConfidencias de una viajera 9 camino dispar: “El reto es conmigo misma, no con la montaña”, como decía la montañista Julie Tullis en su libro “Nubes de ambos lados”.

Independientemente de cómo sea la persona, viajar sola tiene sus ventajas. Por ejemplo, me he dado cuenta de que la gente trata con más amabilidad a las mujeres que a los hombres, y es que tienden a confiar más en nosotras. He viajado por tres de los continentes. Cuando decidí visitar sociedades más segregadas, particularmente áreas de comunidades musulmanas, coptos y ortodoxos, además de zonas rurales profundamente tradicionales, habitualmente era bien recibida. Sobre todo por las mujeres que querían conocer nuestras costumbres, por mi parte, más bien intentaba que fuera un intercambio cultural. En cambio, ellas se habrían sentido demasiado inhibidas de hacer lo mismo con un hombre, en la mayoría de los casos, habría sido culturalmente inadecuado. “La mejor Universidad es el viajar” (Paulo Coehllo escritor).

Supongo que serán muchas las mujeres que anhelan partir por su cuenta, pero temen o se sienten intimidadas por el mito – aún predominante, pese al Confidencias de una viajera 10incremento en el número de mujeres que viajan solas – de que la iniciativa, casi seguramente terminaría en un susto, muerte o una cadena perpetua en una cárcel tercermundista. “La vida es como un viaje por mar: hay días en calma y días de borrasca. Lo importante es ser un buen capitán de nuestro barco” (Jacinto Benavente, dramaturgo y escritor).

Más allá  de nuestras fronteras la vida transcurre igual que aquí. Pese a quienConfidencias de una viajera 11 pese: “El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día” (Paulo Coehllo, escritor).

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