La flor de Pascua, conocida también como poinsetia, es una planta que se ha convertido en un símbolo indiscutible de la temporada navideña. Sus hojas rojas y verdes decoran hogares de todo el mundo durante estas fechas. Sin embargo, muchos amantes de esta planta se encuentran con el desafiante problema de lograr que la flor de Pascua recupere su vibrante color rojo en la siguiente temporada. Afortunadamente, un antiguo truco ha resurgido en popularidad, prometiendo resultados sorprendentes.
El truco de la caja, como se le conoce, es un método sencillo que requiere paciencia y atención, pero se ha demostrado eficaz en devolverle a la flor de Pascua su característico color. El proceso empieza en el mes de octubre, cuando las horas de luz solar comienzan a disminuir naturalmente. Mantener la flor bajo un régimen estricto de luz es clave. Durante aproximadamente ocho semanas, se debe colocar la planta en completa oscuridad durante 14 horas diarias. Esto se logra cubriéndola con una caja o colocándola en un armario oscuro al anochecer, y luego sacándola a la luz durante el día.
El principio detrás de este método es simple: la flor de Pascua necesita un ciclo de luz y oscuridad controlado para estimular la producción de antocianinas, los pigmentos responsables de dar color rojo a sus brácteas. Al replicar las condiciones naturales de su hábitat originario en México, donde las horas de luz son limitadas durante ciertas épocas del año, se alienta a la planta a exhibir su espléndido color.
Además de seguir este proceso, es crucial que se mantengan otras condiciones adecuadas de cultivo. La temperatura ideal ronda los 18 a 22 grados Celsius, evitando corrientes de aire y lugares cercanos a fuentes de calor directa. Un riego moderado, permitiendo que la capa superior del sustrato se seque antes de volver a regar, también es fundamental para el bienestar de la planta.
Con el truco de la caja, quienes deseen disfrutar de una flor de Pascua en todo su esplendor durante las festividades tienen una herramienta efectiva a su disposición. Este sencillo pero ingenioso método no solo ayuda a preservar una tradición decorativa en los hogares, sino que también contribuye a una apreciación más profunda de los ritmos naturales que influyen en el mundo vegetal.