El reciente informe titulado «Riesgos de Desastres Interconectados 2025: Una nueva página», publicado por el Instituto para el Medio Ambiente y Seguridad Humana de la Universidad de la ONU (UNU-EHS), alerta sobre el creciente aumento de las desigualdades y la intensificación de crisis ambientales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. La catedrática Shen Xiaomeng, quien participó en la elaboración del documento, enfatiza que, a pesar de las advertencias científicas sobre el daño al planeta, las acciones concretas para mitigar estos problemas han sido insuficientes.
Xiaomeng subraya la gravedad de la situación, afirmando que el cambio climático está empeorando y que el consumo de combustibles fósiles ha alcanzado niveles récord. En este contexto, se estima que los residuos domésticos, que actualmente suman 2.000 millones de toneladas anuales, podrían duplicarse hacia 2025, lo que plantea un desafío considerable para la sostenibilidad.
El informe señala cinco áreas clave donde se requieren cambios estructurales. La primera de ellas es la necesidad de repensar el concepto de residuos, promoviendo un modelo de economía circular que priorice la durabilidad, reparación y reutilización de materiales. Por ejemplo, producir aluminio reciclado requiere un 95% menos de energía en comparación con el proceso de fabricación primaria.
Otro aspecto crucial mencionado en el informe es la necesidad de realinearse con la naturaleza. Se apunta que, en Europa, se planea la restauración de 25.000 kilómetros de ríos para 2030, un paso vital para recuperar ecosistemas dañados que han sido presa de la explotación desmedida. Actualmente, un millón de especies de plantas y animales se encuentran en peligro de extinción, lo que subraya la urgencia de restaurar la biodiversidad y proteger los recursos naturales esenciales para la vida humana, como el agua potable y los alimentos.
El informe también hace un llamado a fomentar una visión de responsabilidad global colectiva. Las naciones y los individuos con mayores recursos son responsables de una mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que las comunidades más vulnerables, que menos contribuyen a la crisis climática, son las que más sufren sus efectos. De hecho, el 75% de las pérdidas de ingresos por cambio climático afecta a la mitad más pobre de la población, a pesar de que esta solo genera el 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Asimismo, el documento propone considerar las repercusiones a largo plazo de las decisiones políticas actuales y redirigir el enfoque hacia un equilibrio de valores que no anteponga lo económico a lo ambiental. En algunas regiones, las tierras que han sido deforestadas se valoran hasta 7,5 veces más que aquellas que permanecen forestales, lo que resalta la necesidad de redefinir el valor de los ecosistemas y de las decisiones que toman las sociedades.
Fuente: ONU últimas noticias