Desde la toma de El Fasher a finales de octubre por los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), la situación en la región de Darfur, en el oeste de Sudán, ha empeorado drásticamente. En su intento de escapar de la escalada de violencia, cerca de 20.000 sudaneses han cruzado la frontera hacia Chad. Este éxodo, que predominantemente involucra a mujeres y niños, está aumentando la presión sobre una crisis humanitaria que ya es extrema. Ante esta alarmante situación, las autoridades sudanesas han decidido extender hasta el 31 de marzo la apertura del puesto fronterizo de Adré, el cual se ha convertido en un punto crucial para la entrega de ayuda humanitaria.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha informado que más de 7.500 familias han sido registradas en la frontera oriental de Chad. Entre el 22 y el 28 de diciembre, 1.900 personas adicionales cruzaron al país desde Sudán, manteniendo un promedio de 250 llegadas diarias. «La situación de seguridad en Darfur es volátil e impredecible, lo que, combinado con el deterioro económico y el desplazamiento masivo, sugiere que los movimientos transfronterizos hacia Chad continuarán en las próximas semanas», advirtió ACNUR en su último informe.
Los refugiados que llegan a Chad lo hacen exhaustos y, en muchos casos, traumatizados, necesitados de protección inmediata y asistencia vital. Los motivos que impulsan su desplazamiento son alarmantes: inseguridad generalizada, violencia sexual, reclutamiento forzado y tensiones étnicas, todo ello exacerbado por el conflicto que asola la región.
Frente a esta crisis, la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha celebrado la decisión de Sudán de reubicar sus operaciones desde la capital, Jartum, a Puerto Sudán, y de ampliar el acceso al puesto fronterizo de Adré. Este cruce, inicialmente cerrado durante los primeros meses del conflicto, fue reabierto el 15 de agosto de 2024, permitiendo el envío de convoyes humanitarios hacia Darfur y Kordofán, aunque muchas áreas siguen siendo inaccesibles debido a los combates.
El conflicto en Sudán estalló en abril de 2023 tras la ruptura entre el general Abdel Fattah al-Burhan y Mohamed Hamdan Daglo, conocido como Hemedti, líder de las RSF. Desde entonces, la guerra ha dejado a 30 millones de personas en una situación de angustia humanitaria y ha forzado a más de diez millones a huir de la violencia, con un alto número de niños entre los desplazados.
En un esfuerzo por obtener una visión de la situación en El Fasher, la ONU llevó a cabo una misión de evaluación de seguridad el 26 de diciembre, la primera en más de 500 días. Durante esta misión, los equipos de la ONU comprobaron la grave falta de suministros médicos y servicios básicos, mientras cientos de miles de civiles han huido de la ciudad.
Además de los problemas de seguridad y desplazamiento, una grave crisis nutricional se ha hecho evidente. Una encuesta reciente en Um Baru, Darfur del Norte, reveló que más de la mitad de los niños menores de cinco años sufren de desnutrición aguda. Esta condición crítica ha disparado las alarmas entre los organismos de ayuda, con UNICEF advirtiendo que el tiempo es un factor crucial en la lucha por la supervivencia de estos niños, quienes necesitan ayuda inmediata ante un colapso nutricional de proporciones devastadoras.
Fuente: ONU últimas noticias