Ahmed Abu Aita se encuentra ante los escombros de lo que alguna vez fue su hogar y la sede de la empresa familiar en el campamento de Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza. La escena es desgarradora y está marcada por la tragedia. En un ataque aéreo el 20 de octubre de 2023, Ahmed perdió a 45 miembros de su familia, incluyendo a su esposa, su hijo, sus padres, hermanos y sus familias. En su relato, Ahmed recuerda aquel día como uno “inolvidable”, no por su naturaleza positiva, sino por la magnitud de la pérdida.
El ataque convirtió su hogar en ruinas y dejó a Ahmed cubierto por escombros, tendido en el suelo de la casa de sus vecinos. En su desesperación, logró pedir ayuda, pero nadie podía oírlo debido a la desolación y al abandono de la zona, considerada peligrosa y de difícil acceso para vehículos de emergencia. Pasó dos días en esa situación hasta que un vecino, al revisar la casa, escuchó su clamor.
La devastación no solo ha afectado a Ahmed en el ámbito emocional. Además de la pérdida de seres queridos, su vida dio un giro drástico. La empresa de su familia, que empleaba a 50 personas y producían quesos y productos lácteos, fue igualmente destruida. “Teníamos una vida normal”, dice Ahmed, añadiendo que cada miembro de la familia tenía una tarea en la fábrica.
Jonathan Whittall, funcionario humanitario de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), describe el año pasado como uno de “destrucción, desplazamiento y desesperación” en Gaza, donde casi toda la población ha sido desplazada. La situación humanitaria es crítica, con escasez de agua potable, un sistema sanitario colapsado y la constante amenaza de hambruna.
Ahmed y su familia, ahora desplazados a una escuela gestionada por la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Beit Lahia, enfrenta dificultades diarias. La búsqueda de agua filtrada se convierte en un suplicio, al igual que encontrar leña para cocinar. A pesar de todo este sufrimiento, Ahmed expresa un deseo tenaz de reconstruir su vida y su negocio. “Volveremos más fuertes que antes”, señala con determinación.
Aún con la tristeza en su mirada, Ahmed no pierde la esperanza de recuperar lo que ha perdido. Su anhelo de ver regresar a sus familiares fallecidos y poder reunir nuevamente a los suyos que aún están vivos, como su hijo en tratamiento en Qatar, añade un peso más a su ya cargada existencia. En medio del caos y la desesperanza, la resiliencia de Ahmed resuena como un poderoso recordatorio del deseo humano de recuperarse y reconstruir incluso en las circunstancias más adversas.
Fuente: ONU últimas noticias
