Millones de personas enfrentan la posibilidad de morir debido a los recortes en la ayuda humanitaria que están siendo implementados por los Estados, advirtió Tom Fletcher, máximo responsable de la Oficina de Coordinación de la Ayuda Humanitaria. Durante una visita a un hospital de Kandahar, Afganistán, Fletcher enfatizó que disminuir los fondos destinados a los más vulnerables no es algo digno de celebración.
La crisis financiera ha llevado a los equipos de ayuda de la ONU a cerrar 400 centros de atención primaria en todo Afganistán, lo que ha dejado a más de tres millones de personas sin acceso a servicios médicos esenciales. Estas medidas drásticas responden a una alarmante escasez de fondos, que también ha provocado el fin de programas de asistencia de varias agencias de la ONU.
En el hospital regional de Mirwais, los médicos están forzados a tomar decisiones desgarradoras sobre qué vidas salvar y cuáles no, resaltó Fletcher, quien pudo observar la dura realidad impuesta por los recortes de financiamiento. Además, advirtió sobre el impacto negativo que ha tenido la falta de inversión en la atención sanitaria, afectando gravemente a las trabajadoras sanitarias cuyas remuneraciones han disminuido hasta en un 66%.
La situación de las mujeres en Afganistán, ya crítica desde la llegada al poder de los talibanes en 2021, ha empeorado con restricciones severas que les impiden participar plenamente en la sociedad. En una reunión con el gobernador provincial de facto, Mullah Shirin Akhund, Fletcher subrayó la importancia de afrontar la crisis humanitaria que enfrenta el país, donde casi 23 millones de personas requieren asistencia para sobrevivir tras más de cuatro décadas de conflicto.
Durante su visita, también destacó que el desarrollo en el país no será viable sin la educación de las niñas y su integración en la economía. Afganistán lucha con una malnutrición creciente, la escasez de servicios básicos y condiciones económicas catastróficas, lo que complica aún más la incorporación de un número elevado de refugiados que regresan, especialmente desde países como Pakistán e Irán. En abril, más de 250,000 afganos volvieron a su país, de los cuales 96,000 lo hicieron de manera forzada.
La Agencia de la ONU para los Refugiados ha expresado su preocupación por la creciente represión que sufren mujeres y niñas bajo el régimen talibán. En un centro de acogida de Kandahar, los esfuerzos de la ONU y sus socios humanitarios se centran en proporcionar atención médica y apoyo económico a quienes más lo necesitan.
Fuente: ONU últimas noticias