En los asentamientos de refugiados de Cox’s Bazar, en Bangladesh, la desnutrición infantil ha alcanzado niveles alarmantes, debido a recortes en la financiación de la ayuda humanitaria que, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), podrían derivar en una “catástrofe” humanitaria. A casi ocho años del desplazamiento masivo de la comunidad rohingya tras ataques militares en Myanmar, Rana Flowers, representante de UNICEF en Bangladesh, ha presentado este martes en Ginebra un panorama desolador sobre la situación de los niños en el mayor campo de refugiados del mundo.
Flowers informó que las admisiones por desnutrición aguda grave han aumentado más del 27% desde febrero de 2024, con más de 38 niños menores de cinco años ingresando cada día para recibir atención de emergencia. Ante esta crisis, advirtió que sin recursos adicionales, solo la mitad de los niños que necesitan tratamiento podrán acceder a él este año, lo cual dejaría a alrededor de 7,000 niños en situación de riesgo, con la alarmante expectativa de un incremento en la morbilidad y mortalidad infantil.
En estos campamentos, más de 500,000 niños rohingya se enfrentan a un futuro incierto. Las condiciones insalubres, exacerbadas por una larga temporada de monzones y la violencia en la frontera con Myanmar, han provocado brotes de enfermedades como la diarrea y el dengue, incrementando la desnutrición. Flowers subrayó que la crisis financiera global está llevando a las familias de refugiados al borde de la “desesperación extrema”, con raciones de alimentos que podrían verse reducidas a menos de la mitad de lo necesario, dejando a muchos sin acceso a una nutrición básica.
Asimismo, la representante de UNICEF alertó que las familias aún no pueden regresar a sus hogares en condiciones seguras en Myanmar, donde la situación de derechos humanos sigue siendo grave. Los refugiados rohingya en Bangladesh carecen de derechos legales para trabajar, lo que aumenta su dependencia de la ayuda humanitaria, la cual se ha vuelto esencial para su supervivencia.
La reciente congelación de fondos por parte de Estados Unidos ha agravado aún más la situación. Aunque UNICEF logró obtener una exención humanitaria para utilizar alimentos terapéuticos en el tratamiento de desnutrición aguda, la falta de financiación real amenaza con poner en peligro los servicios vitales para los menores. Sin recursos suficientes, la agencia advirtió que los servicios de agua potable, saneamiento y atención médica se verán severamente afectados, lo que aumentará el riesgo de brotes de enfermedades y dejará a cientos de miles de niños sin acceso a educación.
La visita del Secretario General de la ONU, António Guterres, a los campamentos de Cox’s Bazar a finales de esta semana, pone de relieve la necesidad urgente de atención y apoyo en esta crisis humanitaria que afecta a los más vulnerables.
Fuente: ONU últimas noticias