ARGOT, LABERINTO SONORO – CGAC-

Comisario/a: Concha Jerez y José Inges

CGAC

 Lejos quedan las palabras de Mozart abogando por una supremacía de la música respecto a la palabra para las obras vocales. Durante siglos, los compositores intentaron que la música sobresaliese por encima de cualquier otra dimensión artística con la que conviviese; Wagner, impelido por Nietzsche, transmuta esta tendencia, al defender la integración de las artes en la obra de arte total, en las que la experiencia artística se aborda por igual mediante la escenografía, el libreto, el vestuario, las voces y la orquesta. Las fronteras entre las artes y los límites sonoros de la música se traspasan durante el siglo veinte, con la irrupción del ruido en la música, gracias al dadaísmo y al futurismo, y especialmente desde la experimentación que viene de la mano de la música fractal y la espectral.

De este modo, el acercamiento de la música a las artes plásticas adquiere en esta década un carácter cada vez más intenso y revelador; a veces inquietante, a veces, instigador, pero ya, siempre, fundente; el arte sonoro objetualiza el sonido, para tratarlo como muestra en sí misma, esto es,  para manipularlo y desposeerlo de sus características sonoras naturales y posteriormente regenerarlo y reproducirlo mediante unos criterios organizativos no propios del constructo musical per se. En esta definición tan genérica tienen su razón de ser muchas tendencias y corrientes que emplean el sonido como fuente articuladora de coherencia como experiencia artística. Así, el arte sonoro multimedia, la poesía fonética, el audio-arte, el arte radiofónico, la escultura sonora, la instalación sonora o el concierto performance constituyen distintas tipologías formales del arte sonoro, aunque siempre resulta artificialmente clasificatorio enmarcar una producción de arte sonoro en una determinada corriente de acción, ya que gran parte de los artistas sonoros fluctúan en varias de ellas, dependiendo de una búsqueda estética concreta, para la que ponen al servicio distintas formas de producción del sonido, distintos planteamientos plásticos y el empleo de tecnologías de soporte.

Este es el caso de Concha Jerez y José Iges, coautores de Argot. José Iges es ingeniero industrial, doctor en Ciencias de la Información, compositor y artista intermedia. Dirige desde 1985 el programa Ars sonora, en Radio Clásica, dedicado enteramente al arte sonoro y, especialmente, al radiofónico. Ha producido más de ochenta obras para la radio, y recibido el premio de Italia de Radio, en 1991. Es miembro del Fórum Ars Acústica de la Unión Europea de Radiodifusión, del que fue coordinador durante seis años. José Iges es uno de los pocos ejemplos de artista e intelectual, ya que recorrió Europa y América, bien con sus obras, bien impartiendo cursos y conferencias. Por su parte, Concha Jerez es licenciada en Ciencias Políticas y profesora asociada de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca. Su trabajo está centrado tanto en la performance como en el desarrollo del concepto de instalación, sobre todo en espacios de gran envergadura, como en la radio; en este medio ha realizado obras para la RAI, ORF, Radio France, YLE, ABC de Australia, RNE y la WDR de Colonia. Es autora de cincuenta instalaciones de gran formato, veintidós exposiciones, una obra para Internet y dieciocho espacios de Intervención Sonora y Visual, con José Iges, con quien realizó treinta y cinco performances.

Argot se enmarca en este contexto de trabajo colectivo que ambos artistas emprendieron hace veinte años, constituyendo una actualización hecha para el CGAC de una obra anterior, realizada en 1991 para el Museum Moderner Kunst de Viena y que posteriormente dio origen a Argot, laberinto intermedia, pieza que fue llevada a Colonia, Munich, Leningrado, Moscú y Vitoria.

Esta nueva versión de la obra fue concebida para un espacio concreto: la terraza del CGAC, que constituye por sí  misma un entorno visual físico, psíquico y artístico. Por ello, Argot no se vale de ningún elemento visual para su representación ajeno a la fisicidad escultórica y laberíntica de la terraza. La obra se desarrolla pues en el terreno de la percepción sensorial, plástica, sonora y arquitectónica, individualizada por cada oyente, ya que la comunicación con el espectador depende tanto de sus expectativas como de su propio movimiento, de su tránsito a través de la obra.  La obra se desarrolla entonces como una instalación sonora multifocal para doce altavoces, en la que la pieza matriz originaria se ofrece en cuadrafonía mientras que en los ocho altavoces restantes toma cuerpo su replanteamiento, en una lectura totalmente diferente en el tiempo y en el espacio. El resultado es una suerte de work in progress en el que la palabra es la protagonista; la palabra como racionalizadora, como portadora de significado y por lo tanto, como mediación entre el ser humano y el mundo que lo rodea. Esta mediación adquiere en el espacio de la terraza un topos significativo propio, ya que el canal de difusión espacial no son las salas del museo, sino que constituye al mismo tiempo canal y espacio propio: la terraza es el espacio artístico de Argot en cuanto que intervenido al mismo tiempo que es el espacio arquitectónico y escultórico de un museo al aire libre.

Aparece también la palabra como símbolo, como elemento referencial, como concepto de la creación y de voluntad creadora. En Argot, la palabra forma parte de la obra en sí y de la explicatio de la misma, es lenguaje y metalenguaje. Es preciso recordar que la palabra Argot surge como referencia a las sociedades secretas de los constructores de catedrales en la Edad Media. Las frases significantes y las reflexiones son recitadas por distintas personas en cuatro idiomas: es el espectador quien tiene que dar forma final a esta obra abierta, empleando todos los mecanismos que integran de forma global el conocimiento, entre los que se encuentran, como no, la intuición y la percepción, ya que la instalación invita a una reflexión extracognitiva sobre la creación y el poder demiúrgico del arte, a través de palabras clave que aparecen con mayor insistencia, como son entre y a través, palabras que articulan y dan sentido a los conceptos y a las aserciones multilingües de Argot que se establecen entre y a través, como factores de posibilidad de realización, de comprensión y de existencia.

[Rosa Fernández] – CGAC

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