Ya han pasado dos días desde el encuentro del pasado martes y dos días desde en «incidente» entre Luis Aragonés y Torres. El problema al que todos los medios siguen dando vueltas es el desplante que el niño le hizo al seleccionador cuando este le sacó del terreno de juego para dar cabida a Cesc Fábregas en el equipo. El jugador llegó con semblante serio, tiró la sudadera y negó la mano al técnico cuando se acercaba al banquillo.
Todos opinamos sobre lo que debería y no debería haber hecho Torres y sobre lo que deberá o no deberá hacer el seleccionador, pero la última palabra la tiene él. El Sabio de Hortaleza piensa que el asunto se debe quedar en el vestuario, aunque aclaró que «las cosas no quedarán así. Las cosas no se dejan pasar. Comprendo y entiendo al jugador que se enfada y estoy con Torres, pero la corrección posterior es importante».
A pesar de esto y de la espectacular actuación de Villa, Aragonés destacó el importante papel que Torres tuvo en el encuentro y aclaró que el cambio se debió a que necesitaban una más en el centro para dejar la portería a cero.
En cuanto al resultado del partido, el técnico quiere evitar que la euforia se instale en el vestuario y señaló que el mismo suele ser muy prudente, «ni me crezco con los triunfos ni me hundo con las derrotas«. Ayer lo jugadores tuvieron su primera tarde libre en Innsbruck en la que seguro pudieron reflexionar sobre las palabras del sabio.
Hoy toca la vuelta al trabajo para preparar en enfrentamiento del sábado frente a Suecia que, recordemos, ganó 0-2 ante Grecia.