El dolor de hombro se ha convertido en una de las consultas más frecuentes en traumatología. Adrián Cuéllar, traumatólogo de Policlínica Gipuzkoa, señala que las inflamaciones de los tendones que permiten el movimiento del brazo, como el supraespinoso, el subescapular y el bíceps, son las causas más comunes. Estas inflamaciones pueden surgir por movimientos repetitivos, traumatismos o, en ocasiones, sin una causa aparente.
Los síntomas suelen manifestarse en situaciones cotidianas, como ponerse una chaqueta, levantar una bolsa de la compra o atarse los zapatos. Si estos movimientos provocan dolor, dificultad para mover el brazo o rigidez, podría tratarse de una de las patologías más típicas asociadas al hombro. Cuéllar advierte que entre las lesiones más graves puede estar la rotura de los tendones, una condición que requiere atención médica urgente, ya que el tiempo sin tratamiento puede complicar su reparación.
El desgaste de la articulación acromioclavicular, donde la clavícula se une con el hombro, también se identifica como una causa frecuente de dolor. Este problema suele ser tratado con infiltraciones, aunque en algunos casos puede requerir cirugía. Además, las patologías degenerativas, como la artrosis, pueden ser consecuencia del envejecimiento o de secuelas de fracturas previas, afectando la calidad de vida de los pacientes.
Una condición que ha llamado la atención de Cuéllar es la capsulitis, conocida como «hombro rígido», que puede aparecer sin causa aparente o estar relacionada con diabetes. Esta dolencia requiere de un extenso proceso de rehabilitación y, en algunos casos, se opta por infiltraciones para mitigar la inflamación.
En individuos más jóvenes, la inestabilidad del hombro es frecuente, manifestándose a través de luxaciones completas o microinestabilidad, donde el hombro presenta un movimiento excesivo sin llegar a desubicarse completamente.
El diagnóstico de estas afecciones se lleva a cabo mediante una exploración clínica complementada con pruebas como ecografías y resonancias magnéticas. Los tratamientos han evolucionado gracias a los avances tecnológicos, permitiendo la implementación de técnicas biológicas que mejoran la cicatrización de tendones dañados. Entre estas innovaciones destacan los implantes bioinductivos, que estimulan la regeneración de los tejidos dañados, y las técnicas artroscópicas mínimamente invasivas, que facilitan una recuperación más rápida y eficaz.
Con el fin de aumentar la calidad de vida de quienes padecen dolor de hombro, es fundamental no ignorar los síntomas y buscar atención médica oportuna para establecer un diagnóstico adecuado y un tratamiento efectivo.