Nueva York fue la cuna y Long Island el corazón. El concepto de graffiti actual no hubiera sido posible sin los artistas neoyorkinos, su rebeldía, su pasión y su técnica. Gracias a la lucha y constancia de unos cuantos, se consiguió hacer de una antigua fabrica abandonada un museo de arte al aire libre y un centro cultural -off the record– con espacios destinados a talleres, actividad diaria de música, breakedancers, fotógrafos, cineastas y demás parafernalia hiphopera. 5 Pointz, ha dejado de ser solo un edificio, se ha convertido en un símbolo de una ideología representativa de una cultura urbana. Parecía que estaba prácticamente institucionalizado, pero ha saltado la noticia. El propietario de la fábrica quiere venderla, lo que pone en peligro la supervivencia de las obras y los talleres de muchos artistas.
Es increíble como todo un barrio puede convertirse en un lienzo. Desde que el metro de Queens aflora à la superficie, el cemento y el ladrillo cobran vida y color. Todo, hasta los contenedores de basura, son soporte para las obras de los artistas de 5 Pointz. Muchas de las obras que podemos ver en paredes y muros han sido objeto de estudio y están impresas en libros y catálogos y todo el proyecto ha sido impulsado desde los anos 80 por creadores que hoy son reconocidos internacionalmente. Su nombre se debe a estar en el punto de confluencia de 5 distritos.
Uno de los principales impulsores del proyecto es Meres One, veterano del aerosol. Desarrollo la idea de un Instituto de Arte Urbano, recuperando el edificio del vandalismo en 2005 y consiguiendo el apoyo del dueño, Jerry Walkoff para los permisos y las subvenciones, de hecho, el 5 Pointz se conoce también como The Institute of Higher Burning. Después de tantos años, y cuando se esta en la lucha por conseguir el reconocimiento del 5 pointz como escuela formal de graffiti como disciplina artística, ha surgido la noticia de la intención de Walkoff de deshacerse de la antigua fabrica.
Como no se sabe lo que le va a quedar de vida 5 Pointz, si alguno esta interesado en verlo, o en realizar alguna obra en el, mejor que se apresure. Para pintar hay que pedirle permiso a Meres por mail, si alguien esta interesado le facilito la dirección, también podéis encontrar info en su web. Al menos quedara el recuerdo del libro editado sobre las obras, Long Island Graffiti, The Destiny Child.