Las películas de zombies cada vez se van desmarcando más del cine de terror para convertirse en un género a parte, y sin duda es un género muy aprovechable siempre y cuando se mantenga en constante innovación aunque la esencia siempre sea la misma.
Los últimos años han salido grandes productos de la ‘factoría zombie’, como 28 días (o semanas) después, Planet Terror, Zombies Party o el Amanecer de los Muertos en cine; una miniserie muy buena como es Dead Set y un entretenidísimo libro de Stephen King que es the Cell.
Zombieland es otro producto de esta inagotable cantera del entretenimiento, uno de especialmente bueno y divertido. De hecho, Zombieland es una comedia que utiliza el apocalipsis zombie para contar cómo sobreviven unos personajes muy definidos en un nuevo mundo dónde no hay sitio para la vida.
Y Zombieland es puro divertimiento. Engancha desde el principio con una presentación memorable y unos títulos de crédito bestiales al son de ‘From whom the bell tolls’, de Metallica. Luego se van presentando y uniendo los nuevos personajes que se convierten en una familia por el simple hecho de que estan vivos.
Lo bueno de esto es que la película no se deja llevar por valores de solidaridad, amor o compañerimo que a veces acompañan al género, sinó que simplemente se limita a mostrarnos la aventura de una gente que en un mundo lleno de zombies tan sólo quiere lo mismo que siempre: no estar solo, divertirse y desahogarse en los malos momentos.
Por esto toda la película es pura fiesta y familiaridad con unos personajes entrañables. No falta acción ni desmadre y no sobra ni un minuto de varias escenas que, aunque parezca que no aportan nada, son la esencia de Zombieland.
Sinceramente recomiendo el visionado de esta película porque es una comedia casi a la altura de Zombies Party, aunque sin la misma acidez. Es espectacular el papel de Woody Harrelson, que se lo está pasando pipa, y el que sin duda es el cameo del año, que aunque seguramente lo sepáis no voy a ser yo quien lo destripe.