El 30 de octubre, Jose Cuervo volvió a demostrar que cuando celebra, lo hace a lo grande. En una noche inolvidable, Villa Cuervo abrió sus puertas para rendir homenaje al Día de Muertos con una experiencia sensorial en la que la tradición mexicana, la música y el tequila se unieron bajo un mismo espíritu: vivir con alma, pasión y actitud.
Desde las primeras horas de la tarde, los invitados emprendieron su viaje hacia el destino más esperado del Día de Muertos. Las lanzaderas fueron el primer aviso, con catrinas subiendo al autobús y una atmósfera de expectación que anticipaba una jornada especial. Al cruzar las puertas de Villa Cuervo, un grupo de mariachis interpretaba canciones tradicionales, envolviendo el ambiente en emoción. El pueblo de Abanto se transformó por completo; sus calles decoradas con luces y color ofrecían una estampa viva, con altares cubiertos de flores y velas encendidas que se integraban con detalles contemporáneos.
Catrinas y catrines recorrían las calles, llenándolo todo de movimiento y vitalidad. La propuesta ofreció una experiencia sensorial completa, donde la tradición mexicana se unió al carácter libre y auténtico que define a la marca. Un Make Up Corner permitió a los asistentes transformarse con maquillajes inspirados en la esencia del Día de Muertos, mientras que un photo booth temático aportó un toque lúdico al evento.
El pregón marcó el inicio oficial de la celebración y, a partir de ese momento, la música se convirtió en el eje de la noche. Vilu Gontero abrió la jornada con una selección de reggaetón y ritmos latinos, y Ardiya mantuvo la energía con su propuesta urbana y eléctrica, llenando la pista hasta el cierre. A lo largo de la velada, las barras fueron punto de encuentro, destacando el sabor de Jose Cuervo Tradicional. El cóctel más solicitado fue el Cuervo Paloma, que se convirtió en el acompañante perfecto de la celebración.
Entre los asistentes se encontraron representantes y amigos de la marca, quienes compartieron una jornada marcada por la música y el inconfundible espíritu de Jose Cuervo. También estuvo presente la mascota oficial de la marca, que aportó un momento de cercanía y diversión al encuentro.
El Cuervo Paloma, cóctel insignia de la noche, es dulce al principio e intenso después. Se elabora pasando una rodaja de lima por el borde del vaso y rebozando en sal, añadiendo hielo, un generoso shot de Jose Cuervo Tradicional, jugo de pomelo recién exprimido y un chorrito de lima. Después, se remueve suavemente e integra con refresco de pomelo, decorándose con una rodaja de lima fresca. Así, Villa Cuervo se posicionó como el lugar donde la tradición y la celebración del Día de Muertos cobraron vida, una vez más, en una noche memorable.


