En Madrid, las fiestas de San Isidro no se pueden entender sin las tradicionales rosquillas que endulzan esta festividad local año tras año. En esta ocasión, como no podía ser de otra manera, Viena Capellanes se suma a la celebración con su amplia variedad de rosquillas, un dulce típico que ha sido parte de la historia y de las tradiciones gastronómicas de la ciudad durante más de un siglo.
La icónica pastelería madrileña, conocida por su dedicación a la calidad y la elaboración artesanal, vuelve a ofrecer las variedades más tradicionales de rosquillas de San Isidro: tontas, listas, francesas y de Santa Clara; un total de más de 90.000 rosquillas que mantendrán viva la tradición repostera madrileña, con una receta única que ha pasado de generación en generación.
Las rosquillas _listas_, bañadas en un almíbar ligero y cubiertas con un delicado fondant de limón, siguen siendo las preferidas de los madrileños, que consumieron más de 36.000 rosquillas de este tipo en el San Isidro pasado; seguidas por las _tontas_, caracterizadas por su sencillez y un toque de anís, la cadena de restauración Viena Capellanes vendió el año pasado más de 18.000 rosquillas _tontas_. Además, las rosquillas _francesas_, con almendras y azúcar glas, y las _de Santa Clara_, con su baño de merengue seco, ofrecen opciones que se adaptan a todos los gustos.
Este año, además de las variedades tradicionales, Viena Capellanes volverá a tener disponible su esperada _Rosquilla de Violeta_, una edición limitada que rinde homenaje a un sabor emblemático de Madrid: el caramelo de violeta. La base de esta rosquilla es muy similar a las de merengue, aunque este se adereza con una delicada infusión de violeta y se completa con trozos de caramelos, haciendo de esta rosquilla una propuesta moderna y exclusiva para estas fechas. Su éxito ha sido tan grande que, tras su lanzamiento en el Jubileo de San Isidro, se ha convertido en uno de los productos imprescindibles de la festividad en las tiendas de Viena Capellanes.