La Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) ha expresado su condena ante la entrada forzada de las fuerzas de seguridad israelíes en tres de sus escuelas en Jerusalén Oriental ocupada. La agencia califica esta acción como una flagrant violación del derecho de los niños a la educación y a la seguridad. El incidente ocurrió este jueves en las aulas del campo de refugiados de Shu’fat, donde más de 550 niños y niñas, algunos tan solo de seis años, fueron obligados a abandonar sus clases por personal fuertemente armado.
Durante la incursión, un miembro del personal de UNRWA fue detenido, y como medida de precaución, todas las escuelas gestionadas por la agencia en Jerusalén Oriental fueron evacuadas. El comisionado general de UNRWA, Philippe Lazzarini, condenó el hecho diciendo: “Esto es un asalto a los niños. Un asalto a la educación.” Lazzarini enfatizó que irrumpir en las escuelas es un desprecio al derecho internacional y que las autoridades israelíes, al cerrar las escuelas de la agencia, están negando el derecho básico a aprender a los niños palestinos.
Roland Friedrich, director de Asuntos de la UNRWA en Cisjordania, advirtió sobre el riesgo inmediato que enfrentan los niños refugiados de Palestina de perder su acceso a la educación. En redes sociales, indicó que las acciones de Israel constituyen una grave violación de sus obligaciones como Estado miembro de la ONU de acuerdo al derecho internacional, y pidió a la comunidad internacional que defienda el mandato de UNRWA y el espacio humanitario en Cisjordania.
Por otra parte, la situación humanitaria en Gaza sigue deteriorándose. Más de tres cuartas partes de los hogares informan de un acceso reducido al agua, tras diez semanas de bloqueo de la ayuda por parte de Israel. Una encuesta realizada en abril mostró que el 90% de las familias enfrenta serias dificultades para acceder al agua, y muchas deben elegir entre la higiene básica y la preparación de alimentos. La dependencia de proveedores privados de agua potable ha aumentado, mientras la infraestructura pública ha colapsado.
Además, la escasez de combustible y el acceso limitado a equipos de reparación han exacerbado la crisis. La planta desalinizadora del sur de Gaza permanece inoperativa debido a la falta de electricidad, y las tuberías de agua dañadas aún no han sido reparadas. La Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha denunciado que existen problemas de saneamiento generalizados, como la falta de letrinas en funcionamiento y el desbordamiento de aguas residuales en zonas muy afectadas. Los refugios, además, están superpoblados e infestados de roedores e insectos, lo que eleva el riesgo de brotes de enfermedades en un contexto de servicios médicos desbordados. OCHA advierte sobre la inminente posibilidad de un desastre de salud pública si la crisis prosigue sin control.
Fuente: ONU últimas noticias