En 2022, el 14,7% de los empleados en la Unión Europea (UE) estaban clasificados como trabajadores de bajos salarios, una disminución en comparación con el 16,2% registrado en 2018. Este grupo incluye a aquellos que ganan dos tercios o menos de las ganancias horarias brutas medianas en el país en el que laboran.
La situación es particularmente preocupante entre las mujeres, donde el 17,1% se encontraba en la categoría de bajos salarios, frente al 12,6% de los hombres. En 2018, las cifras eran un poco más altas para las mujeres, con un 18,2%, mientras que los hombres se ubicaban en el 12,5%.
Además, los datos indican que aproximadamente una cuarta parte (25,2%) de los empleados menores de 30 años tenían ingresos bajos. En contraste, el porcentaje disminuyó entre los empleados de mayor edad, bajando al 12,1% entre aquellos de 30 a 49 años y al 13,4% en el grupo de mayores de 50 años.
Un factor significativo que determina la probabilidad de ser un trabajador de bajos salarios es el nivel educativo. En 2022, el 27,5% de los empleados en la UE con bajo nivel educativo se encontraban en esta categoría, en comparación con el 17,5% de aquellos con un nivel educativo medio y solo el 4,8% de los que poseían un nivel educativo alto.
Las disparidades no solo son evidentes en el género y la edad, sino también entre los países miembros de la UE. Bulgaria registró la mayor proporción de trabajadores de bajos salarios, con un 26,8%, seguida de Rumanía (23,9%), Letonia (23,3%), Grecia (21,7%), Estonia (21,2%) y Chipre (20,0%). Por otro lado, países como Portugal destacaron por tener menos del 10% de sus empleados en esta categoría, con solo un 1,8%. Suecia (4,1%), Finlandia (6,5%), Italia (8,8%), Eslovenia (9,4%) y Francia y Dinamarca (9,7% ambos) también registraron bajos porcentajes de trabajadores de bajos salarios.
Los sectores económicos también muestran disparidades en la distribución de los bajos salarios. En 2022, el mayor porcentaje de trabajadores de bajos salarios se reportó en las actividades de alojamiento y servicios de comidas, donde alcanzó el 35,1%. Le siguieron las actividades administrativas y de apoyo, que incluyen a empleados de agencias de contratación temporal, con un 32,3%. Además, el tipo de contrato influye notablemente en los salarios: el 27,2% de los empleados con contratos temporales tenían salarios bajos, en comparación con el 12,6% de aquellos con contratos indefinidos.
Estos datos reflejan una realidad compleja en el mercado laboral europeo, donde la lucha por salarios dignos continúa siendo un desafío, especialmente para las mujeres, los jóvenes y aquellos con menos educación.