En el corazón de la Amazonía, donde el río Amazonas encuentra el océano Atlántico, se alza una escuela que brilla como un faro de esperanza en medio de la creciente amenaza del cambio climático. La Escuela Municipal Maria Naura Gouvêa, ubicada en Barcarena, cerca de Belém do Pará, representa un esfuerzo significativo para mitigar los impactos de la crisis medioambiental en comunidades remotas, especialmente en la educación de los más jóvenes.
Construida con materiales resistentes a inundaciones y erosión, esta institución se diferencia de otras en la región no solo por su estructura, que incluye techos aislados para moderar el calor extremo y paneles solares, sino también porque ofrece a sus estudiantes acceso a agua potable a través de un pozo de 150 metros. Este enfoque integral hacia la educación y la sostenibilidad ha hecho que la escuela sea reconocida internacionalmente, siendo un ejemplo a seguir en la adaptación a un mundo donde los fenómenos climáticos extremos son cada vez más frecuentes.
El alcalde de Barcarena, Renato Ogawa, ha destacado los desafíos climáticos que enfrenta la localidad, donde la sequía de ríos y arroyos ha alterado la rutina escolar de los niños. Ha explicado que, en ocasiones, los estudiantes deben buscar rutas alternativas para llegar a la escuela debido a variaciones de marea que han llevado a inundaciones en áreas que antes eran seguras. Estos cambios también han afectado la dieta local, ya que la salinidad del agua altera la migración de los peces, un alimento fundamental para la comunidad.
La designación reciente de Barcarena como el 25º Centro de Resiliencia del mundo por parte de las Naciones Unidas subraya la importancia del liderazgo local en la lucha contra el cambio climático. Anaclaudia Rossbach, directora ejecutiva de ONU-Hábitat, ha hecho hincapié en la necesidad de que la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático amplifique las voces de aquellos líderes locales que implementan estrategias de adaptación de vital importancia.
En un recorrido por la escuela, los visitantes fueron testigos del ingenio de los estudiantes, quienes presentaron proyectos innovadores, como la transformación de aceite de cocina usado en jabón y el uso de tintes naturales extraídos de verduras. Estos esfuerzos reflejan una educación enfocada en la sostenibilidad y la preparación ante desastres, así como un fuerte sentido de comunidad y resiliencia.
El impacto positivo de la COP30 en Barcarena se ha manifestado en el impulso de inversiones para mejorar el acceso a agua potable y el tratamiento de aguas residuales, metas que se prevé que se alcancen sin precedentes en un corto plazo. Además, el alcalde ha expresado su intención de priorizar la transición energética en el transporte público, buscando soluciones sostenibles para la movilidad de los estudiantes en las islas de la región.
La visita de representantes de las Naciones Unidas también resultó en la firma de un Protocolo de Cooperación entre el Ministerio de Ciudades de Brasil y el Municipio de Barcarena, marcando un paso importante hacia un Plan Municipal de Reducción del Riesgo de Desastres. Además, se presentó un informe sobre seguridad alimentaria que analiza cómo el cambio climático ya está afectando la producción y el suministro de alimentos en el municipio.
Con la esperanza de que esta “COP de la selva” no solo refuerce la agenda ambiental, sino que también priorice las necesidades de las comunidades más vulnerables, Barcarena se posiciona como un ejemplo en la lucha global contra el cambio climático, demostrando que la voluntad política y la inversión adecuada pueden generar un impacto significativo en la vida de las personas.
Fuente: ONU últimas noticias




